LO QUE SABEMOS
Él sabe:
el cuerpo es la entelequia,
la botella lacrada celebrando
las horas dispersas.
(Alguien la arroja al mar,
alguien la estampa
en la tela del agua).
Él sabe:
la carne es el acaso mezquino,
el asombro de arena,
el chorro de sangre que desmorona
su rostro de recién nacido.
(Su rostro de clepsidra herida).
Se acerca sabiendo
mi sexo vagabundo.
Y el verano crece.
(Cuando él se acerca).
Yo sé:
la espera no tiene
suficientes pájaros vivos.
El viento no llega.
El reloj fragmenta
el pie cálido del nido.
(Cuando él se va).
Yo sé:
la ausencia es clausura.
Las manos reinan,
los dedos asumen
la experiencia de palabra.
(La palabra no se va,
pero se van las manos).
Entonces
él pierde su realidad.
Yo lo disculpo:
matar es sólo una costumbre.
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