MARCH HARE
Es la estación
de los ojos abiertos.
Un pájaro
obstruye en la garganta del tiempo
y el mundo se
queda sin palabras.
La sed no se
extingue cuando esplenden
los pequeños
capullos que labran
el cerebro del
día.
Un golpe de
viento derrama
olores de antiguos
funerales.
Salto,
con los
flancos en llamas.
A cada cual su
taza,
a cada cual
su reloj de
juguete detenido
en la hora del
puñal encastrado en la memoria.
Muerdo con
fruición
la mano que
entreabre el paraíso,
trepo los
muros de la hoguera antigua.
Hechizada
por el sopor
huraño
que rebuznan los mares de la luna
me desvisto de
poemas y ataduras.
Los espejos florecen
y acicalan mi
belleza naufragada.
El sol rompió
mis cartas.
A cada cual su
taza,
a cada cual
su reloj de
juguete detenido
en la hora del
puñal encastrado en la memoria.
entre las
piernas de un animal herido
que me amarró
a su sombra.
Me dejé doler,
y escribí tanto.
Ahora bebo una
taza de té
demasiado
dulce
e ignoro
la delicada
urgencia de marzo,
su rescoldo de
orquídea poseída
por el bramido
verde de la cópula.
A cada cual su
taza,
a cada cual
su loca merienda
sempiterna,
su primavera
clausurada
y este
desequilibrio que no puede
enderezar el
tallo de las rosas.
Arte: Susan Smolensky
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