viernes, 18 de diciembre de 2009

MARCH HARE


MARCH HARE 



Es la estación de los ojos abiertos. 

Un pájaro obstruye en la garganta del tiempo 

y el mundo se queda sin palabras. 

La sed no se extingue cuando esplenden 

los pequeños capullos que labran 

el cerebro del día. 

Un golpe de viento derrama 

olores de antiguos funerales. 

Salto, 

con los flancos en llamas. 



A cada cual su taza, 

a cada cual 

su reloj de juguete detenido 

en la hora del puñal encastrado en la memoria. 



Muerdo con fruición 

la mano que entreabre el paraíso, 

trepo los muros de la hoguera antigua. 

Hechizada 

por el sopor huraño 

que rebuznan  los mares de la luna 

me desvisto de poemas y ataduras. 

Los espejos florecen 

y acicalan mi belleza naufragada. 

El sol rompió mis cartas. 



A cada cual su taza, 

a cada cual 

su reloj de juguete detenido 

en la hora del puñal encastrado en la memoria.



 Derroché mi nombre 

entre las piernas de un animal  herido 

que me amarró a su sombra. 

Me dejé doler, y escribí tanto. 

Ahora bebo una taza de té 

demasiado dulce 

e ignoro 

la delicada urgencia de marzo, 

su rescoldo de orquídea poseída 

por el bramido verde de la cópula.

  

A cada cual su taza, 

a cada cual 

su loca merienda sempiterna, 

su primavera clausurada 

y este desequilibrio que no puede 

enderezar el tallo de las rosas.



Arte: Susan Smolensky


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