martes, 30 de septiembre de 2008

DILUVIO


DILUVIO



Te escucho

en la voz del agua.

Tu ausencia es devoradora,

cae sobre mi pubis

como un jazmín herido

y me obliga a sacudirme los retornos

que ya no serán.

Tu ausencia es fosforescente,

aniquila mi voluntad de adioses,

construye mis recuerdos

más secretos,

violenta

mi decoro diurno.



Te escucho

en la voz del agua.

La platería de tu boca me salpica,

amilana mis treguas,

y el diluvio me trae en sus cuchillas

un espesor de asombro.



Yo te había olvidado.

¿Cómo regresa tu sombra en esta hora

y se acurruca

a los pies de mi cántico de harina,

y se abraza

a mi paladar sereno,

masticando los panes

que amasé con saliva y con silencio?

¿Cómo regresa tu impávido fantasma

y me esposa a la piedra

rodada y rodante de tu cuerpo?



Te escucho

en la voz del agua. 

Me había desacostumbrado

a escuchar nuestras voces:

la mía, la tuya,

las de los hijos

que jamás tendremos.






Arte: "Resurrection", Jenna Martin

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