DE
MÍ O DE RATONES Y DE HOMBRES
Cuando estés mal, cuando
estés sola…
Te
recuerdo
con
una cabeza anónima
debajo
de tus tijeras
cantándome
“De mí”.
No
pienses que estoy loco…
Los
dos estábamos muy locos
y
tu mirada estaba en otro lugar demasiadas veces.
Tus
ojos ciegos bien abiertos.
En
esa época, ¿sabés?,
yo
era muy candorosa
y
no tenía idea de lo que significaban
esos
ojos ciegos.
En
mi cabeza de señorita burguesa de clase media
sólo
había lugar para el juego de té celeste
(¿para
qué un juego de té,
si
nunca tomábamos té?)
y
las cortinitas de encaje con las que íbamos a proteger
nuestra
intimidad
y
nuestro eterno
“fueron felices y comieron
perdices”.
Todavía
no había leído a Robert Burns
y
no tenía idea
de
que los mejores planes de ratones y hombres
a
menudo se frustran.
Me
gustaría saber
cuáles
son los planes de los ratones.
Imagino
que no incluyen
juegos
de té celestes
y
cortinitas de encaje,
pero
no sé.
Últimamente
no sé nada.
Pasaron
muchos años, demasiados,
y
todavía sigo enojada con vos.
Enojada
con tus ojos ciegos
y
con esa ocurrencia espantosa que tuviste:
morirte.
Me
enojé también
con
todos los hombres que vinieron después
(con
algunos
porque
hicieron exactamente lo contrario
a
lo que hiciste vos:
no
se murieron)
pero
se me pasó,
como
se me pasa todo.
Como
se me pasa todo, menos vos.
¿Sabés?
Durante
toda mi vida
anduve
buscando
direcciones en libros para cocinar.
Y
nunca las encontré.
Ahora
tengo cuarenta
(vos
no, vos seguís con tus eternos veintidós)
y
pienso que me equivoqué en todo lo que hice.
Amé
a las personas equivocadas,
creí
en las personas equivocadas,
lastimé
a las personas equivocadas.
Y
estoy mal, y estoy sola,
y
nadie me canta “De mí”.
Te
recuerdo también,
en
la estación de micros de San Bernardo,
cantándome
el “Rap de las hormigas”.
Estoy
en el medio de la selva ,
esto no lo aguanto más.
esto no lo aguanto más.
Yo
tampoco lo aguanto más.
Quién
sabe.
Quizás
volvamos a vernos
mucho
antes
de
lo que yo pensaba.
Arte: Fatima Tomaeva
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