CONCLUSIÓN
“Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).”
Sylvia Plath, “Canción de amor de la joven loca”
Siempre fui más vieja de lo que quise.
Siempre fui menos loca que tus bramidos.
No puedo desclavar tus ojos de mi carne.
Mis pezones se astillan con el golpe
de tu boca de niebla.
Mis jugos aún llueven
en la palma remota de tu mano.
No sé si te inventé en mi mente
o me inventé para que me amaras.
Es tan difícil escribir el dolor
cuando me quiebro las uñas
desgarrando paredes muertas.
Cierro los ojos y soy yo quien se extingue.
Los abro y ahí está mi cadáver,
mi última ofrenda al adulterio.
Maldita seas princesa adicta al abismo.
Malditos sean los pactos intramuros.
Si por lo menos pudiera
“Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).”
Sylvia Plath, “Canción de amor de la joven loca”
Siempre fui más vieja de lo que quise.
Siempre fui menos loca que tus bramidos.
No puedo desclavar tus ojos de mi carne.
Mis pezones se astillan con el golpe
de tu boca de niebla.
Mis jugos aún llueven
en la palma remota de tu mano.
No sé si te inventé en mi mente
o me inventé para que me amaras.
Es tan difícil escribir el dolor
cuando me quiebro las uñas
desgarrando paredes muertas.
Cierro los ojos y soy yo quien se extingue.
Los abro y ahí está mi cadáver,
mi última ofrenda al adulterio.
Maldita seas princesa adicta al abismo.
Malditos sean los pactos intramuros.
Si por lo menos pudiera
arrancarme de cuajo la memoria,
desclavarme tus ojos,
impugnar la díada perfecta
de mi sed y tu urgencia.
Volver a ser mamá, esposa,
maestrita insípida recortando
cartulinas de colores,
aletargarme en mi isla doméstica,
sin Prozac,
sin recuerdos,
sin lágrimas.
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