jueves, 6 de marzo de 2025

LA PRIMERA BOCA


 LA PRIMERA BOCA


"alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en mí"
Alejandra Pizarnik



La primera boca viene.

Labios como hilos

anudándome

a la travesía anticipada.

Labios como agujas

tejiéndome el cuerpo

(así se empieza una mujer,

así se degüellan las muñecas,

todas vestidas con volados,

todas detenidas

en un ensueño de alfileres).



La primera boca viene.

Hay que festejarlo.

Descorchar los sentidos.

Es un anzuelo limpio

que atraviesa mi lengua

(así se empieza el universo,

así se ahogan papá y mamá

en una taza de rocío).



Soy nueva,

soy otra

(otra al costado de la luna,

aullando,

goteando).

Nunca más

el beso antes de dormirme.

Nunca más

las mediecitas blancas. 





Del poemario "Todos los hombres que me amaron"  (2012)

martes, 4 de marzo de 2025

PELIGRO DE OTOÑO


PELIGRO DE OTOÑO


“Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.” – Alejandra Pizarnik



Lo digo y digo otoño.

Pero no un otoño rebuznado.

Un otoño que valió la pena.

La plaza era un reducto de hojas crepitantes.

Tan vivas como el tacto.

(Hay quien barre las hojas,

hay quien no las barre.

A eso se reduce el mundo.

A los catorce.)



Yo tenía los ojos de un ángel.

Era tan blanca.

Era la luz vertical,

la trampa débil

donde su boca se asomaba

y no.



Ni siquiera hubo un beso.

Todo en él se redujo al otoño.

Al paso simultáneo.

Unos dedos marcando pertenencia

en las palabras que iban sobrando.

No abrí la boca al juego

de saliva y botánica.

No abrí los muslos a lo que venía.

Yo tenía los ojos de un ángel

(las alas,

en su sentido más diverso)

y me quedaba quieta.



Peligro de otoño en el recuerdo.

Yo no barro las hojas del pasado.



Las abrazo.





Arte: "Lady of Autumn", Chris Holden

Del poemario "Todos los hombres que me amaron" (2012)
   

domingo, 2 de marzo de 2025

LUNA PERDIDA

LUNA PERDIDA



Pleno, sortílego, perenne,

ese hombre me supo.

Se deslizó por mi sed como un cuchillo,

como un violín profeta.

Multiplicó el fuego genital que se propaga

con las leyes del alba.

Él se afiló sus uñas en mi espalda

y  yo arrojé mi ojos a su paso,

le di mi duda anclada en enjambres de lluvia,

mi flecha de claveles.

Ese hombre se obligó

a dejar una huella

cuando se hirió en mi herida.

Pero no supo bailar con el dolor,

no resistió

publicar sus entrañas

(así es como se pierde la luna).



Fuimos pan amasado con harinas gemelas

y ahora somos nada.




Del poemario "Todos los hombres que me amaron" (2012)