SORAYA
Un fracaso de pájaros se multiplica en piedras.
Una mujer se rompe.
Se rompen los racimos oscuros de su cuerpo.
Se rompe su garganta.
Su olor a flor de sílice se desdice en el aire.
La mentira es el caldo donde la muerte cuece
sus garras de desierto y agonía,
su sínodo de machos desertores de estrellas,
sus nubes de holocausto.
Un naufragio de azahares se multiplica en piedras.
Una mujer se agota.
Se agotan sus misterios.
Su piel es un espejo de azúcar degustado
por un ciclón de hormigas.
Sus faltas son su ombligo, su vagina, sus labios.
Su pecado es su cuerpo.
El violín que gorjea en un vientre propicio.
La luna de los pechos.
A pedradas se dice lo brutal y lo adverso.
A pedradas se dicta la huida de los mares.
A pedradas se firma la sentencia del alba.
Una mujer se rompe, se agota, se desgaja.
Se escurre entre las grietas de un sótano de arena.
Pero su nombre, vivo, nos endulza los labios.
Nos la devuelve inmensa.
Más poema, más cielo.
Pero su nombre, vivo, nos estalla en la boca.
Pero su nombre, vivo.
Soraya Manutchehri fue una mujer iraní de 35 años apedreada hasta morir en el pequeño pueblo de Kuhpayeh, Irán, el 15 de agosto de 1986. Su marido, Ghorban-Ali, un guardia de prisión con pasado criminal, estaba ansioso por deshacerse de ella para casarse con una chica de 14 años, pero no deseaba mantener a dos familias ni devolverle la dote a Soraya, por lo que decidió acusarla falsamente de adulterio. La mujer fue juzgada por esta supuesta falta y condenada a morir lapidada.
La lapidación, método de ejecución muy antiguo, consiste en lanzar piedras contra el reo hasta matarlo. Se practica principalmente en países de África, Asia y Oriente Medio donde se castiga con la muerte a las personas que mantienen relaciones sexuales consideradas ilegales. La mayor parte de las personas ejecutadas con este método brutal son mujeres.
Arte: Silvia Pelissero
Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)
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