miércoles, 16 de octubre de 2024

FERNANDA


FERNANDA

“ni la ruina de un muro
sobre el que apoyar las palmas…”
Hugo Mujica


Las larvas de la ausencia comen y beben
del cuerpo de la desvanecida.
Gastan con su saliva
las piedras de silencio que transpira
su garganta impalpable.

Pasajero empecinado del recuerdo
su rostro vuelve.
Entona un canto azul que se confunde
con un leve rasgarse de pañuelos.
Una logia de aves difusas aletea
en su boca negada.
Todavía hay alguien que sueña con sus ojos
perdidos para siempre.

Un hijo muerto es un hijo de tierra.
Un hijo para llorar en el parpadeo sutil de los insectos,
en la leve euritmia de las flores.
Un hijo evaporado es un hijo  intangible,
un hijo que no termina nunca de ser llaga
y que jamás empieza a ser camino
(Transitamos al muerto
con el paso sutil de la memoria,
una vez,
otra vez,
hasta gastarle las suelas al dolor,
hasta ganarle una tregua al desconsuelo.
¿Pero qué hacemos con el desaparecido?)


Fernanda Aguirre desapareció el 25 de julio de 2004 cuando caminaba hacia su casa en San Benito, Entre Ríos. La justicia nunca pudo determinar qué sucedió con ella. Su caso se consideró un secuestro: hubo condenados, hubo absueltos, hubo un sospechoso muerto en un calabozo, pero nunca se hallaron pistas ciertas sobre el paradero final de la niña. María Inés Cabrol, su madre, la buscó incansablemente y falleció en mayo de 2010 sin saber qué había pasado con su hija. Al momento de desaparecer, Fernanda tenía 13 años.

Arte: Silvia Pelissero

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)  

lunes, 14 de octubre de 2024

MARELA


 MARELA

"Madre, madre
 vuelve a erigir la casa y bordemos la historia.
 Vuelve a contar mi vida."
Olga Orozco 

Hilada con  primor de araña
la inocencia
labra caireles en los gestos de la infancia:
una mano de tiza y aleteo,
un desliz de rodillas bailarinas,
un suspiro de muñeca ajena.
La inocencia
tiene sus propias reglas,
sus propios sacramentos,
sus  propias verdades jubilosas:
la farolera tropezó
pero alguien la ayudó a levantarse,
el zapatito de cristal era irrompible,
Caperucita nunca fue
el bocado predilecto del lobo.

La inocencia se hace
con sonidos de pan y manteca.

Se deshace con sangre. 


Yésica "Marela" Martínez desapareció en Avellaneda, Buenos Aires, el 19 de octubre de 2003 cuando había salido a comprar un regalo por el Día de la Madre. Fue buscada sin éxito durante cuatro meses hasta que el 20 de febrero del 2004 se halló su cuerpo en el pozo ciego de la vivienda de Héctor  "el Nene" Sánchez, junto con el cadáver de otra niña, Mónica Vega, de 13 años. Ambas habían sido violadas y asesinadas por Sánchez, vecino de las víctimas y condenado por los hechos a prisión perpetua. "Marela" tenía 9 años.

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)  

sábado, 12 de octubre de 2024

NATALIA D.


 NATALIA D.

“Me despido de la memoria
 y me despido de la nostalgia…”
Jorge Teillier 

No hay nada más blanco que una chica muerta.
Nada más frío.
Nada más solo.
Es un paisaje lunar definitivo.
Una prórroga de nada.

Una chica
debería sentarse en una plaza,
alimentar la urbanidad puntual de las palomas,
celebrarse en todas las  esquinas,
anestesiar su urgencia con gorriones.
Tener un novio. O dos.
Tener un perro.
Escribir algún poema mediocre. 

Una chica
debería llorar por nimiedades,
tener amigas que la quieran
y hablen a sus espaldas
de lo mal que le queda algún vestido.
Desordenar las jaulas.
Imaginar la noche de los cuerpos.
Tener el albedrío para elegir su herida. 

Una chica está para otra cosa.
Para leer “Crepúsculo”.
Para volver a las muñecas si hace frío.
Para morirse no. Para vivirse.
Para saberse viva. 



Natalia Di Gallo apareció violada y asesinada en el Parque Pereyra Ira0la de Berazategui, Buenos Aires,  el primer día de 2004. Había salido de su casa del barrio Don Orione, de Florencio Varela, en horas de la noche del 28 de diciembre de 2003, junto a Nicolás Gómez, a quien conocía de la escuela.  El chico que la acompañaba sostuvo que habían sido sorprendidos y atacados por desconocidos cuando estaban en el interior su auto Renault 11, pero su coartada no resultó creíble. Nicolás Gómez se encuentra imputado por el crimen junto a Daniel Ojeda, un remisero de la zona de Bosques. Natalia tenía apenas 16 años cuando fue asesinada.



Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

jueves, 10 de octubre de 2024

LUCILA


 LUCILA

“Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.”
Alejandra Pizarnik  

Ascendía en  sus ojos
la espléndida nostalgia de un poema
pero ella lo ignoraba.
Se asumía
destinada a la vida,
a su trajín de fresas y tormentas,
a su rutina casi milagrosa
de médula y saliva.
La unción de los jardines  crecía en sus recodos,
en sus dulces misterios,
y ella tan ajena.
No había aprendido a desnudarse.

Una mano de bruma
(de error, de podredumbre)
le encadenó a la sangre un cascabel de Muerte.
Pero ella fue más alta que el hueso del espanto.

Ascendía en sus ojos
la espléndida nostalgia de un poema.
De Girondo, seguro.
Yo creo que era un ángel.


Lucila Yaconis fue asesinada el 21 de abril de 2003 en un intento de violación, en un paso a nivel del barrio porteño de Núñez. Tenía 16 años y, en el momento de ser atacada, volvía del colegio. Su madre, Isabel Yaconis,  se convirtió en un referente de la Asociación de Madres del Dolor reclamando la creación de un registro de violadores. El asesinato de Lucila aún continúa impune.


Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

martes, 8 de octubre de 2024

MARÍA MARTA


 MARÍA MARTA

“Como el ilusionista
que dibuja pañuelos en la seda del aire,
me guardo inútilmente una paloma
quebrada en las trincheras de la noche.”
Rosana Acquaroni


Las damas también nos morimos así.
De miedo, de asco, de excusas, de pactos.
De ilusiones que se cortan con tijeras de hollín
y se barren debajo del mandato
para que nadie las toque.
Nunca.
Nos morimos de pesadilla.
Encogiendo la sombra como perros maltrechos
Tapiando la liturgia de los pájaros.

Las damas también somos ovillos de sangre
y nos desmadejamos.
Cumplimos las heridas.
Cumplimos la cabeza perforada
drenando harapos rojos.
Nos vaciamos de constelaciones.
Nos vaciamos de palomas súbitas.
Renunciamos al pulmón obrero
y a la boca nodriza amamantando el aire.



María Marta García Belsunce fue asesinada en su casa del barrio cerrado Carmel Country Club de Pilar, Buenos Aires, el 27 de octubre de 2002. Inicialmente, se creyó que su muerte había sido causada por un accidente doméstico, pero un mes y medio más tarde se descubrió que fue consecuencia de 5 disparos en la cabeza. Su esposo, Carlos Carrascosa, fue acusado del crimen y condenado cadena perpetua por homicidio agravado por vínculo, a pesar de que su ADN no se corresponde con ninguna de las manchas de sangre que halladas en la escena del asesinato. Tras varios años de apelaciones, la defensa de Carrascosa logró que en 2014 la Corte nacional ordenara una revisión integral de la causa y ese fue el puntapié inicial para que en diciembre de 2016 un nuevo fallo del Tribunal de Casación bonaerense, detectara graves irregularidades en la investigación del fiscal Diego Molina Pico, anulara la condena a prisión perpetua y absolviera a Carrascosa. El 24 de marzo de 2024 Nicolás Pachelo, vecino de la víctima, fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de María Marta. María Marta tenía 50 años y formaba parte de la fundación Missing Children Argentina.

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

domingo, 6 de octubre de 2024

MARITA


  MARITA

“¡Qué sola estará hoy, detrás de las inútiles paredes,
tu morada de hierros y de flores!!
Olga Orozco


 Soy cuerpo.

Soy un laberinto de azucenas blancas

andado por el amor,

desandado por el hijo.

Soy carne dulce apalabrada

por un rayo de abejas.

Verdeo y reverdeo

en las nervaduras calientes del verano.

Tangible. Manifiesta.

Soy espíritu, también.

Soy una ermita de vapores santos

conciliada en los sacramentos,

reconciliada en las anunciaciones.

Soy espíritu de luz establecido

con  nitidez de azogue.

Alumbro y relumbro

en las comisuras de todos los jardines.

Intangible. Volátil.

Soy carne, soy espíritu, soy hembra.

Soy  nombre y  memoria de rocío.

Soy hija. Soy madre.

Nunca fui un bien de cambio

Sin embargo

me compran y me venden cada día.

Yo no me lloro en mis funerales:

me lloro en la ausencia.



María de los Ángeles "Marita" Verón desapareció en Tucumán el 3 de abril de 2002 cuando se dirigía a una consulta médica. Susana Trimarco,  su madre, encaró una desesperada búsqueda y en el camino puso al descubierto el delito de trata de personas. El 19 de octubre de 2007, creó la Fundación María de los Ángeles para brindar asistencia integral a las víctimas y sus familias y recibir denuncias. Cuando fue secuestrada, Marita tenía 23 años. Nada se sabe de su paradero.

Arte: Silvia Pelissero

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

viernes, 4 de octubre de 2024

NATALIA M.


 NATALIA M.

“Y añoré
mi pelo suelto, mis zapatos bajos,
mi abrigo deportivo,
mi tez morena, solamente el agua.”
María Elvira Lacaci



Los viejos se mueren de viejos,

se mueren de solos,
se mueren de tener lejos el mar
y no palpar verano
en las arrugas de las voces que decrecen.
Vos no.
Vos no sabías
del olor amarillo de las cartas
rubricadas por las sombras
ni de los fantasmas recurrentes
que amplifican
las crudas llagas de junio.
Vos olías arena
gratinada  de sal  y soles ambiciosos,
inspirabas océano
y exhalabas gaviotas.
Vos tenías quince años.

Donde habitaba tu cuerpo promisorio,
tu matriz venidera,
tu ritmo de almanaques y de sangre
propiciándote nido
sólo queda
un plato de tristeza que se pudre.

Los viejos se mueren olvidando
por qué deseaban tanto no morirse.
Vos no.
Vos te moriste interrumpida.
Por eso no acabamos de enterrarte.

Nunca.


Natalia Melmann fue encontrada muerta el 8 de febrero de 2001 en un sector de difícil acceso del vivero municipal de Miramar, Buenos Aires, un predio de casi 600 hectáreas plagado de bosques de pinos, y en una zona que ya había sido rastrillada por la policía. Había desaparecido cuatro días antes, a la salida de una discoteca. La chica  se había negado a participar de una fiesta organizada para festejar el cumpleaños del comisario de Miramar y fue torturada, violada y asesinada por cuatro hombres: Gustavo "el Gallo" Fernández y los policías Oscar Echenique, Ricardo Suárez y Ricardo Anselmini. Natalia tenía 15 años. 


Arte: Silvia Pelissero

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

miércoles, 2 de octubre de 2024

CAROLINA


 CAROLINA


“Todo se dio en el pulso,
en un forcejeo celoso,
medianoche de agujeros de odio…”

Rosa Lentini


El amor
es una caída perfecta en el rocío.
Una casa amoblada con saliva
Relumbrando en la noche.
Gorjea.
Como un trébol de la buena suerte
sostenido por un rumor de grillos.
Como un reflujo de ángeles que hierven.


El amor es un apóstrofe sagrado que planea
esquivando derrumbes.


Pero el amor no es esto, no.
No es este desmayo de mariposa fracturada,
esta súplica de arterias vacías,
esta acrobacia de la sangre repetida
ciento trece veces
como un mantra siniestro.
No es esta estrofa disidente,
este poema atroz escrito con puñales.


Para  zurcir las heridas del amor
bastaba la hermosura
una hebra de cielo.
Pero el amor no es esto, no.
El dolor no conoce de sedas.


En cada grieta roja que me desguaza el cuerpo
agoniza un misterio.


Carolina Aló fue asesinada en Tigre, Buenos Aires, por su novio, Fabián Tablado, quien le asestó 113 puñaladas, el 27 de mayo de 1996.  La pareja tenía una relación tormentosa y muchos amigos de la víctima reconocieron después de su deceso que Fabián era muy celoso y solía golpearla, situación que la chica siempre le ocultó a su familia. Carolina tenía 17 años.

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)