miércoles, 30 de octubre de 2024

SOFÍA


 SOFÍA

“habla al gran espacio vacío
en donde corre una niña
que ya no reconoces”
Alejandra Pizarnik 



 ¿Y si viviera? 

¿Y si todavía viviera? 

¿Y si su hechura de pétalo en ciernes, 

su hechura redonda de polen, 

su hechura secuestrada por el viento, 

se hubiera salvado de la catástrofe? 

¿Y si su boca hubiera aprendido 

a nombrarse con otro nombre, 

a contarse otras ficciones, 

a acunarse con otras melodías?  



Ella podría ser 

la que va de la mano 

de la mujer de vestido rojo. 

La que se hamaca en los tilos de la plaza 

y juega a saltar

 a la cuerda de su sonrisa. 

Ella podría ser 

la de los ojos cálidos de hierba, 

la de las manos apuradas de palomas. 

Repetido como un grano de trigo 

su rostro 

es el rostro de todas las muñecas de papel 

recortadas de la infancia 

y escondidas para siempre

entre las páginas  funestas

de un tratado de humo.





Sofía Herrera desapareció el 28 de setiembre de 2008 en un camping a 58 kilómetros de Río Grande, camino a Ushuaia, Tierra del Fuego. Unos meses después del hecho se detuvo al cuidador del lugar, pero no hubo evidencia suficiente para culparlo del secuestro de la niña y fue puesto en libertad. A pesar de que fue buscada intensamente, nunca se obtuvo ningún dato cierto acerca del paradero de Sofía, que tenía apenas 3 años cuando fue vista por última vez.  




Arte: Silvia Pelissero

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)  

EL POETA LE HABLA A SU MUERTE - AMADEO VICENTE GRAVINO


EL POETA LE HABLA A SU MUERTE
 
–no me jodás ahora
que toco el bandoneón para la gloria
“para plegar los cielos de París
los ángeles
la lluvia
el cabaret”
 
–después
entre lloronas sábanas de acordes
de abandonados machos
en la catrera de notas de algún tango
enloquecido de Barracas y Gardel
te juro amiga mía
cuando el otoño vuelva
voy a dormir con vos.

Amadeo Vicente Gravino

AMADEO VICENTE GRAVINO


 Amadeo Vicente Gravino
1945- 2024

lunes, 28 de octubre de 2024

MARA


 MARA

“La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Solo me oigo.”
Alejandra Pizarnik



A veces

decir el mar es decir

la señal y el señuelo de la espuma,

el  súbito temblor de las medusas,

un único caracol acariciando

las piernas del verano.

A veces decir el mar es decir azul,

placenta,  vientre vivo,

contracciones de sal,

pariciones de escamas.

A veces

decir el mar es decir

que en entrelunas, entresoles y entrecielos

la catástrofe no puede tocarnos.



A veces decir el mar es equivocarnos.

Nadie le puso un límite a la muerte,

nadie le dijo no toques al pájaro,

no deshagas  de un golpe el hilván de las olas.

A veces decir el mar es decirla a ella,

decir sus zapatillas, su carita lavada,

su pelo,

su pollera.

Decir que se rompió el eje de la vida,

que la arena fue cáliz hostil sin un respiro,

que la sangre se heló en sus laberintos.

Decir el mar es decirla a ella.

Decir su derrotero de flor en la basura,

su monólogo de cruces repetidas,

la pena honda que tejió su ausencia.



Decir el mar es decir

esta íntima cicatriz en la memoria.



Decir el mar nos duele.





Mara Mateu fue vista por última vez el 23 de marzo de 2008 por la noche, cuando salió de su casa rumbo a un cibercafé de la zona céntrica de Santa Teresita, Partido de la Costa. Su cuerpo fue encontrado al mediodía siguiente en una zona de tamariscos, a una cuadra de la peatonal. Estaba boca abajo, sin ropa interior, con los cordones de las zapatillas alrededor de su cuello y signos de haber sido violada. Los responsables del asesinato y abuso sexual de MaraDiego Buzzo y Adrián Svich, fueron juzgados y condenados. Al momento de su muerte, Mara Mateu tenía 16 años.




Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

sábado, 26 de octubre de 2024

ROSANA


 ROSANA

 “Me pregunto cómo se conocieron.
En dónde enamoraron.
Si ella sabía coser.
Si habría criaturas esperándola.”
Rosana Acquaroni

  

¿En qué momento

el cuerpo adorado,

el cuerpo que pulsabas

como se pulsa la piel de los espejos

para duplicar florestas verdecidas

comenzó a ser un objeto de odio?

¿En qué momento

el blanco promisorio,

la epifanía de tiaras y jazmines

se convirtió en anatema ineludible,

en mácula de sangre acicateada

por una epidemia de mastines?

Romper ese cuerpo,

romper en mil pedazos ese cuerpo

nutriente de tu estirpe,

desfigurar las flores

de una vagina que supo ser camino,

contaminar la médula ambiciosa

de ese cuerpo anhelado y repelido

crucificó tu afán de eternidades.

  

Hay unos hijos solos,

unos hijos que se acuestan cada noche

con el crepúsculo de una madre muerta.



¿En qué momento

el cuerpo adorado,

el cuerpo precoz de tabernáculos,

de sacramentos ígneos,

se convirtió

en terreno enemigo?


Rosana Galliano fue asesinad el 16 de enero de 2008 en su casaquinta del barrio El Remanso, en Exaltación de la Cruz, Buenos Aires. Cenaba con su hermana Mónica cuando sonó su celular: era su ex marido, José Arce,  que esa noche estaba a cargo de los hijos de la pareja. Como había poca señal dentro de la vivienda, la joven salió hasta el frente de la casa para hablar. Fue allí cuando la ejecutaron de cuatro balazos. La justicia consideró que se trató de un crimen por encargo de Arce, con quien la víctima atravesaba un conflictivo proceso de divorcio y quien la había agredido anteriormente en varias oportunidades. Rosana tenía 29 años.


Arte: Silvia Pelissero

Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)  

jueves, 24 de octubre de 2024

NORA


NORA 

"te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte"
Idea Vilariño


Abierta de par en par 
la noche  
es una mujer  quebrada  
en el ritual de las piernas. 
 Una mujer de ojos azules   
feroz como un poema  
comiéndose a sus pájaros,  
comiéndose a sus lobos,  
vomitando el barniz de las flores  
que predicen el ruedo  
de un fantasma de tierra.
   
Crucificada con clavos de penumbra  
la mujer  
se acuesta entre los muertos.  
Se acomoda en el pubis  
un  silencio de azucenas selladas.  
Se descamina el cuerpo.  
Se duerme con un sueño sin suturas  
en la orfandad de su ombligo.  
Con la tragedia del barro maquillando  
su sonrisa circuncidada 
y la mariposa que bebía rocío en su vagina  
atravesada por mil alfileres idiotas. 


Nora Dalmasso fue violada y asesinada en su lujosa casa de Río Cuarto, Córdoba, el 25 de noviembre de 2006. Su nada despreciable posición socioeconómica y su llamativa belleza hicieron de su muerte la comidilla de los medios locales y nacionales, que ventilaron detalles de su vida sexual, muchos de ellos falsos. Nora tenía 51 años. Su crimen aún continúa impune.


Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición) 

martes, 22 de octubre de 2024

PAULINA


 PAULINA

 “De pronto vuelvo
a la noche
con mis zapatos de agua.”
Mía Gallegos

 


Ahora que sus jugos han sido consumidos,
que se agotó la paciencia de su carne,
que sus martirios iniciaron el camino
donde acecha
la pequeña ferocidad de los escarabajos,
sólo nos queda un nombre.
Su nombre.
Y lo repetimos con celo de oración,
con obstinada precisión de recuerdo.

Tenemos que armarla.
Tenemos que rehacer su cuerpo.
Reconstruir sus piernas extraviadas,
encajar su cintura en la memoria,
limpiar sus ojos conjugados de barro.
Tenemos que sentir una mujer,
saber una mujer,
gritar una mujer.
No un objeto.
Nunca un objeto.
Nunca una muñeca decorada a golpes,
una muñeca azul de calamidades,
fácil de rasgar,
fácil de romper.
Olvidable
como una marioneta hecha de nada,
de acuarelas delebles,
de capricho.


Paulina Lebbos fue asesinada en la noche del 26 de febrero de 2006. Había salido a bailar al boliche Gitana, en Tucumán, con su mejor amiga, Virginia Mercado. Al volver, dejó a su compañera en su casa y se dirigió a la casa de su pareja, César Soto, pero nunca llegó. Su cuerpo apareció ese mismo día: había sido torturada, violada y estrangulada.  Se sospecha que su horrendo crimen fue cometido por los llamados "hijos del poder", tal como lo fue el de María Soledad Morales en Catamarca el  8 de septiembre de 1990.


Del poemario "Interrumpidas" (2017- 2° Edición)  

domingo, 20 de octubre de 2024

FLORENCIA


 FLORENCIA


“Y voy hacia la muerte que no existe,
que se llama horizonte en mi pecho.
Siempre la eternidad a destiempo.”
Blanca Varela


Ella se mira en un espejo de cenizas,
se dibuja en el aire con un dedo de niebla,
gira en los pliegues de un vestido
que no abraza a ningún cuerpo.
En algún lugar se perdió su olor
de mariposa batida a duelo
con las frías intenciones de junio.
En algún lugar se dejó la piel,
se dejó el rosado devenir de los pulmones,
la cotidiana usanza del café,
la recurrida ceremonia de los libros.

Ella se lava los ojos con sombras.
Evoca a los muertos como a los pájaros,
tan intocables, tan al alcance de la mano.
Evoca a los pájaros como pequeños soplos de gasa
que no alcanzan para sanar
las llagas del viento.
En algún lugar se dejó la memoria,
se dejó el goce del cuerpo,
se dejó la sangre que hilvanaría,
con ternura,
el hechura de un recién llegado.


Ella se acurruca en un panóptico de humo.
Los ojos del terror la vigilan
pero no los ve
porque todo es ausencia.




Florencia Pennacchi desapareció del barrio donde vivía, Palermo,  el 16 de marzo de 2005. Desde entonces, nada se supo de ella. Al momento de desaparecer, Florencia, que estudiaba Ciencias Económicas en la UBA (Universidad de Buenos Aires), tenía 24 años.




Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)

viernes, 18 de octubre de 2024

LUCIANA


 LUCIANA

“Tu piel es una mancha de carbón sofocado que atraviesa la estera de los días. 
Tu muerte fue tan sólo un pequeño rumor de mata que se arranca y después ya no estabas.”
Olga Orozco


Un parpadeo de cuchillos

vaticina

el lento despuntar de la fiera.

El tajo es una ceremonia que le obtura

la plenitud de la garganta

(hay sábanas de florescencia deshiladas,

por un golpe de escarcha,

anaqueles de llanto donde el miedo acomoda

lo poco del mar que queda en la memoria,

muñecas insomnes

que sangran por la herida).



En su perfil de pájaro ligero

la muerte llueve

un vendaval de flecos rojos.

Arquitectura de filos inclementes

le devastan

los cimientos del cuerpo.

En los ojos le escuece

un páramo de cal viva.



(Alguien la nombra más allá de la herida.

Alguien la pena, siempre.

Alguien le borda en el ruedo de la tierra

un madrigal de veranos y bicicletas azules.

Pero los algodones del recuerdo no bastan

para sanar su vuelo de mariposa rubia

cortada en pedacitos).





Luciana Moretti salió  de su casa  la madrugada del 15 de octubre de 2004,  y fue hasta la de Pablo Víctor Cuchán. Ambos vivían en el mismo barrio de Ingeniero White, en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires,  y mantenían una relación sentimental. A partir de ese momento, no se supo nada más de la chica. Hasta que una semana después su cráneo fue hallado en un descampado. Una llamada telefónica realizada desde la casa de Cuchán llevó hacia allí la pista de la investigación: Luciana había sido asesinada, descuartizada y  quemada en una  parrilla. Pablo Víctor Cuchán fue condenado a 18 años de prisión por el homicidio. Luciana tenía 15 años.



Del poemario "Interrumpidas" (2017 - 2° Edición)