Cuando Lady Di se casó
las chicas del barrio
imitaron su corte de pelo.
Las chicas
se deshicieron de sus largas melenas
y bordaron con sus primeros hervores
un vestido de novia que las envolvió una por una
como si fueran pequeñas crisálidas de encaje.
Las chicas
besaron la piel del aire
y sus labios rompieron
todos los cerrojos.
Sus pechos se balancearon
como cerezas nuevas.
Y en sus espaldas el mundo
fue un puñado de piedras preciosas.
Las chicas
embellecieron sus rasgos
con palabras robadas al poema.
Cuando se miraron al espejo
sus rostros se convirtieron en pájaros,
en violines, en rosas.
Las líneas de sus manos
profetizaron el color de la sed.
Cuando Lady Di se casó
las chicas del barrio
imitaron su corte de pelo.
Las chicas
rondaron la vigilia nupcial
y le abrieron las piernas al alba.
Yo las vi deshacer el viento
con sus cuerpos rotundos.
Las vi convertidas en pequeñas crisálidas
y las vi volar rozando el fuego.
Las vi soñándose princesas.
Los años pasaron
y las chicas
cambiaron sus urgencias y sus cortes de pelo.
De camino a la panadería
olvidaron sus veleidades reales.
Si se murieron un poco en París
una noche sin luna
jamás lo supieron.
De camino a la panadería
yo también olvidé muchas cosas.
La memoria, a veces, es esquiva.
Pero todavía recuerdo a las chicas.
Todavía recuerdo
sus preciosas cabezas.
Arte: Anthony Gerace
No hay comentarios.:
Publicar un comentario