DESEDUCADA
Recuerdo que hace algunos años
Yo tenía
la piel deseducada.
Entraba a un cuarto de hotel
como quien entra
a la mortal belleza de un incendio.
Me soltaba el cuerpo.
Me arrancaba la humanidad,
la piedad, la conciencia.
Y era un animal, un bello animal dorado
lamiendote las manos.
Tenía sed, tenía hambre,
tenía un aguijón de pájaros feroces
atravesado en la garganta.
Una inquietud de polen escaldando
la seda de las medias
(y la ilusión del semen volando de flor en flor,
y yo, todas las flores,
y vos, el tiempo de dividir la carne,
de fragmentarla
en un eco de abejas azoradas).
Yo era un animal, sí.
Era una flor.
Era un violín, una copa, una camisa:
era un objeto puro.
Recuerdo que hace algunos años
después de amarte,
cerraba la puerta de ese cuarto
como quien cierra un libro
(una novela de DH Lawrence que nos dejó
luciérnagas en la boca).
Sabiéndome poema.
Todavía llevaba el cuerpo suelto.
E imaginaba nidos.
Del poemario "Pretty in pink" (2016)
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