jueves, 6 de octubre de 2022

DESEDUCADA


DESEDUCADA



Recuerdo que hace algunos años

Yo tenía

la piel deseducada.



Entraba a un cuarto de hotel

como quien entra

a la mortal belleza de un incendio.

Me soltaba el cuerpo.

Me arrancaba la humanidad,

la piedad, la conciencia.

Y era un animal, un bello animal dorado

lamiendote las manos.



Tenía sed, tenía hambre,

tenía un aguijón de pájaros feroces

atravesado en la garganta.

Una inquietud de polen escaldando

la seda de las medias

(y la ilusión del semen volando de flor en flor,

y yo, todas las flores,

y vos, el tiempo de dividir la carne,

de fragmentarla

en un eco de abejas azoradas).



Yo era un animal, sí.

Era una flor.

Era un violín, una copa, una camisa:

era un objeto puro.



Recuerdo que hace algunos años

después de amarte,

cerraba la puerta de ese cuarto

como quien cierra un libro

(una novela de  DH Lawrence  que nos dejó

luciérnagas en la boca).

Sabiéndome poema.

Todavía llevaba el cuerpo suelto.


E imaginaba nidos.





Del poemario "Pretty in pink" (2016) 

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