Alguien te dijo que la muerte era tu amiga.
Alguien te dijo que la muerte podía hacerte el amor
como no podía hacerlo el poema,
que la muerte podía poner el dedo en la llaga
y convertirla en una rosa,
y convertir los pasillos sucios de los hospitales
en callecitas de París,
y el llanto
en caracoles transparentes.
¿Fue Erzsébet,
tu condesa de sangre,
con la cara apretada contra el
suelo,
sin luz,
sin aire,
sin pieles para cortar y coser el deseo?
(la muerte fue su
amiga
porque la hizo libre).
¿Fue Janis,
heroína de la heroína
con los ojos en blanco
y el vuelto de la máquina expendedora de cigarrillos
todavía apretado
entre sus dedos de hielo?
(la muerte fue su amiga
porque la hizo hermosa).
¿Fue Karen
con la memoria verde de África
y el cangrejo de la sífilis
remontando entre sus piernas el camino del amor?
(la muerte fue su amiga
porque la hizo sana).
Alguien te dijo que la muerte era tu amiga
y vos
(muñequita Hummel,
bibelot,
algo que se cae y se
rompe,
algo que se cae)
le abriste la puerta para ir a jugar,
y ella tocó tu corazón tambor
con la soledad infinita de sus huesos.
Arte: "Alejandra Pizarnik, al filo de la poesía", Lucero Balcarza