SOBREVIVIENTE
A
Karina Abregú, sobreviviente, compañera
El
fuego trazó en la piel
su
camino de furia,
manifiesto,
tangible.
El
fuego arrasó
el
bosque del cuerpo,
tiznó
sus verdes,
convirtió
en cenizas
su
abanico de hojas tiernas.
Ahora,
las heridas son visibles.
Ahora,
las llagas del alma dejan caer sus
máscaras,
abandonan
su coto privado,
son un
hilo de hormigas rojas
bordando
en la carne
los
relicarios del miedo.
Ahora, para no ver hay que dar vuelta la cara,
cerrar
los ojos,
tararear
una canción idiota,
pensar
en otra cosa.
El
fuego fue un puño más:
golpeó,
rompió,
plantó
bandera de horror
en un
diciembre atontado
por el
alcohol y las guirnaldas doradas.
La
muerte le toco los ojos
con sus
incansables dedos de humo
pero
ella es una sobreviviente.
Sus
cicatrices nos exigen,
nos
demandan,
nos
interpelan.
Sus
cicatrices son rosas
en el
campo de batalla
donde
se pelea la vida.
Trincheras
donde nos acomodamos,
mujeres,
codo con codo,
sudor
con sudor,
gritando
que si la tocan nos tocan.
Sus
cicatrices son nuestras.
El 1 de enero de 2014, luego de años de sufrir violencia de género, Karina Abregú recibió una golpiza de su marido, Javier Albornoz, quien luego la roció con alcohol y prendió fuego. Con el 55% del cuerpo quemado y tras seis meses de internación, Karina sobrevivió. Después de una ardua batalla, Albornoz fue condenado a 11 años de prisión por tentativa de femicidio agravado por el vínculo. En la actualidad, Karina Abregú es una referente en la lucha contra la violencia de género y a favor de los derechos de la mujer.
Fotografía: Jime Valle
3º Premio Certamen Poético Nacional “Roberto Anselmo Blanco", SADE Filial Sáenz Peña, Sáenz Peña, Chaco (2016)
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