OBSESIÓN
Tu boca se aviva,
vacila,
ondea.
Suma un eslabón a mi deseo.
Pequeño juguete
simulador de luz
me golpea,
me incita.
La tomo en mi mano,
dispongo la sonrisa.
Entonces
descarrilan los trenes,
los barcos se desbandan
y no sé
dónde dejé mi cuerpo
(el recinto errático del sexo,
su mensaje no dicho).
Tu boca
me perturba
y me predice.
La sonrisa
se instala en mi cabeza.
Nunca se va.
Nunca.
Imposible escapar de su conjuro
con el recurso de la lejanía.
Arte: "Sugar
honey vengeance baby", Tania Marmolejo
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