TEREZÍN
“A la luz de las bujías al lado de mi cama, yo duermo
y quizás alguna vez comprenda
que era una criatura sumamente pequeña
tan pequeña como esta canción.”
Hanus Hachenburg
I
El primer lucero danza,
se vuelve y se revuelve.
Hay un hilo de pájaros
descosiendo
la memoria del cuerpo que decrece.
Hay un recorrido de cristales rotos
avivando el duelo.
La sangre,
marcando pertenencia.
II
Gastar la espalda contra el viento,
intuir la escarcha fundante.
El silencio partícipe sustenta
el quehacer del verdugo.
La boca que no llega
pulveriza
un tibio Padrenuestro.
Las palabras tejen y destejen
una mortaja de humo.
III
Las reglas del juego son estas.
Morirse
en los cuatro costados del hambre.
Polarizar las sombras.
Apedrear con avecillas suaves
a los niños fantasmas.
Mentir algo de luz,
una ilusión forzada,
para que la paz sea
con los que comen y rezan
(tan lejos
de la última vez).
IV
No se detiene el alarido
en el recuento de agujas
sabiendo la carne viva.
Se detiene en el borde del llanto.
La voz
cava su propio sepulcro.
Sobre la nieve impávida
(sobre la blanca hemorragia del invierno)
el pie descalzo delimita
un espacio de postergación.
V
Un agujero a mitad de camino
entre el corazón
y el punto de mira.
Una travesía de alambre
donde hace nido la carencia.
La antesala que echa a rodar la llaga.
La desnudez y sus zarpazos.
VI
Pero no todo se rompe
(no todo se fuga).
No todo es concederse
a la niebla sumisa.
En el dulce rigor del espejismo
el niño que sabe que va a morir
dibuja una mariposa.
Y vuela.
Ilustración: "Mariposas", Margit Koretzová
Del poemario "Como nosotros", Ediciones Hespérides (2014)
1º Premio XI
Concurso Internacional Hespérides de Cuento y Poesía, Ediciones Hespérides, La Plata, Buenos Aires
(2013)
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