MI
AMIGA SE FUE
A Beatriz
Mi amiga se fue.
Se olvidó el bolso.
Se olvidó las llaves.
Se olvidó de dejar la mesa tendida
para que los cuatro puntos cardinales de su
historia
comieran de la ausencia.
Mi amiga se fue
y se llevó lo cantado.
Cerró la puerta silenciosamente
y le dio la espalda a una madrugada estéril,
a un día que apenas comenzaba
y ya tenía una barba larga y desprolija,
y un café insípido enfriándose en lamentables
vasitos de plástico.
Mi amiga se fue
y, la verdad, no la culpo.
Soportó demasiado.
Soportó dejar de ser una mujer
y convertirse en un pájaro lisiado.
Soportó los arpones de humo en su garganta
y las salpicaduras de agua bendita
de algún bienintencionado que no sabía
que Dios está en otra cosa,
siempre está en otra cosa.
Mi amiga y yo fuimos
dos abejas que se tocaron en el aire del verano.
Nada más.
Pero sigo pensando
qué va a hacer esta mujer sin su bolso,
sin un cepillo para peinar su largo cabello rubio,
sin un lápiz.
Mi amiga se fue.
Ya desmantelaron su cama,
ya lavaron los harapos de ese cuerpecito triste,
que también dejó olvidado.
Se llevó lo cantado.
Se llevó todo lo que quedaba por cantar.
Se fue.
Mi amiga.
La que escribía poemas.
2º Premio “Concurso
de Poesía y Narrativa para Adultos”, SADE Seccional Surbonaerense, Bs. As. (2011)