jueves, 15 de julio de 2010

NOCHE

NOCHE  

En el hogar de las piedras atentas
la noche abre
 las impalpables puertas del enigma.
Los rubios esqueletos
de los hacedores de estatuas
aguzan sus oídos
para percibir aquello que callan
las voces celestes de los vientos.
Hay en la desierta ensenada
un aroma vehemente de atunes
y sudor masculino;
en el cielo insular las estrellas
reverencian la liturgia de las sombras.
El amor estalla
 en el íntimo aislamiento
 del triángulo perfecto
con la púrpura violencia de los brotes
que quiebran con vocación milagrera
la verde monotonía del volcán dormido.
El amor se agita,
se derrama y se apaga.
Después,
sólo queda el silencio.   


Arte: "Milky Way over Rano Raraku", Manel Soria
 Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007 

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