UNO DE ESOS DÍAS…
“En alguna
parte un poeta piensa.
No tenemos
necesidad de la luna,
la cabeza es
grande,
el mundo está
atestado”.
Antonin Artaud
I
Desconsuelo. Ningún pañuelo sosteniendo la lágrima que se exhibe,
deshilachada, en la punta de mis ojos. Ninguna luz intermediaria entre la carne
y el miedo.
II
Agotamiento de ser y padecer, de atragantarse con bilis y con coágulos
de extraviados humores, con asépticas soluciones clínicas que caen en un vacío
donde sangran las costuras del alma.
III
Lo que me busca en mí no me encuentra. La ausente que soy, ocupa un
espacio de silencio en el exilio de los otros.
IV
Ejercito el lenguaje de la memoria con vocación de nudo desatado sobre
la tempestad de lo perdido. Cada palabra le arranca un gesto a la gramática de
la ausencia. Digo “agua”. Y me muero de sed.
V
Un lugar de encuentro. Un lugar de revelaciones sepultado debajo las
cenizas de lo que fue y será. Quedan las voces, pero no son mías.
VI
Vengo desde un útero grosero que me arrinconó contra las cuerdas de la
vida. Voy hacia un eclipse que se repartirá mi sombra con las pocas estrellas
que queden, después del abismo.
VII
El mundo está atestado y, sin embargo, hoy ceno sola.
VIII
Mi mortalidad no subyace bajo
los cráteres del estúpido satélite que no necesito para justificar un poema mediocre: el retrato de mi finitud
nada tiene que ver con la luna.
IX
Tampoco necesito los jazmines para referir, con un dulce espanto, que
lo bello se pudre.
X
Un pie que avanza a ciegas, cada noviembre, y describe el vacío.
Arte: Daria Palotti
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