CANCIÓN DE
“Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme nada,
y sabrás que no he vuelto... ¡porque estaba contigo!”
José Ángel Buesa
Puedo apostar una vez más a tu mirada,
al verde secular de tu pupila,
a tu caricia dócil ascendiendo
por el rito voraz de mi cintura
hasta el tajo carnal donde se agita
la prontitud del beso.
Puedo abrazar tus ojos secos
ahora que no creo en lágrimas,
ofrendarte
la sobria desnudez que no se agota
en el grito caldeado,
la sábana sin prisas,
el erotismo manso que no ignora
que mis pies son de barro,
la aceptación de todas mis verdades.
Puedo elegirte una vez más
como lo hice
a través de los años,
abrir mis piernas con el gesto exacto
del amor reposado
y sangrar al arrancar la máscara
que se hizo carne
y me empujó a la ausencia.
Me fui lejos, amor, aún sin quererlo,
abrí puertas ajenas,
me derramé en locos laberintos
de adrenalina oscura,
quise ser la mujer y fui la presa.
Confundí al enemigo
y hundí en mi propio flanco
el puñal de las calamidades.
Pacté con la mentira.
Regreso a nuestro vínculo distinta,
menos pura y más sabia.
Puedo apostar una vez más al cielo
que elaboró tu mano,
y dejarme mecer por la ternura,
y saber que el amor no es una huida:
es el camino de regreso a casa.