Arte: "Reading ("Wii")", Vladimir Fedotko
PAN CON CICATRICES
Poesía de Raquel Graciela Fernández
sábado, 18 de mayo de 2024
INSTRUCCIONES PARA ESCRIBIR UN POEMA ACEPTABLE
jueves, 16 de mayo de 2024
LO NUESTRO
Lo
nuestro prescribió hace años.
Fue
un delito menor.
Algo
tan trivial
como
robarle flores a la primavera.
Tan
dolorosamente hermoso
como
el canto de un pájaro en cautiverio.
En
estos años
-en
estos años sin verte,
sin
tocar tu respiración
con la tersura ardiente de mi espalda-
pasaron
tantas cosas.
Pasó
la muerte con sus ojos secos
y fui
la pálida novia arrebujada
en su
letanía de huesos.
Pasó
la vida en canto
y en
la palma de mi mano
se
prometió una línea de futuro.
Los
días se rompieron como uvas,
dulces
a veces
y a
veces tan amargas.
Aprendí
a pastar en el silencio,
cordero
de un Dios que no me reconoce,
animal
más profundo que la noche,
cuerpo
de azúcar regido por la luna.
En
estos años
tu
nombre se quebró
como
una tacita de porcelana
y lo
barrí debajo de mi lengua,
un
pecado de manzanas húmedas.
Lo
empapé de saliva melancólica.
Lo
sepulté en la línea azul de mi garganta.
Fue
un delito menor,
lo
nuestro,
un
olor a violines y claveles
que
se apagó inconcluso.
Prescribió
hace años,
sin
embargo,
hay
algo de vos en las constelaciones
y hoy
desperté temblando
en tu
desnudez imaginada.
martes, 14 de mayo de 2024
SALTOS AL VACÍO
de haber malventilado sus partes íntimas.
por el camino regreso).
I: “Peg Entwistle”, ThingamabobRoss
II: “El suicidio de Dorothy Hale", Frida Kahlo
III: "The most
beautiful suicide", JonathanGrimm
IV: “Ruslana Korshunova”, El'f Knr
domingo, 12 de mayo de 2024
NO ALCANZA
Nunca estaba dormida cuando me dabas un beso
antes de irte a la oficina.
Por eso sé exactamente cuando dejaste de hacerlo.
La primera vez que el beso no fue,
supuse que había sido un olvido, algo involuntario,
una preocupación que te había forzado
a saltearte el ritual matutino de tus labios rozándome.
Después me di cuenta de que no,
de que el ritual había sido revocado.
Nunca supe exactamente cuándo dejaste de desearme,
pero recuerdo con claridad el momento en que lo noté
y supe que mi desnudez ya no era un carnaval en tus ojos,
que se había abolido el papel picado y empezaba la cuaresma
(tal vez ese fue también el día que dejaste de amarme,
y la vida recíproca se convirtió
en vermouth con papas fritas y Netflix).
No sé, te juro que no sé, cuándo empezaste a mentirme.
Pero sé que me mentiste durante mucho tiempo.
Y no hablo de infidelidades, porque las infidelidades son,
al fin y al cabo, accidentes del cuerpo.
Hablo de esas otras mentiras que me hicieron darme cuenta
de que yo no ocupaba en tu vida el lugar que pretendía,
que no éramos pares, que no había un nosotros.
Quizás ahora, cuando me despido a medias,
cuando me quedo y me voy,
(I don’t like you but I love you)
debería confesarte que yo también te mentí:
nadie abandonó a Tiger Lily en nuestro jardín.
La vi en el alfeizar de una ventana del barrio
y la acaricié, como hago con todos los gatos.
“Si te gusta, te la podés llevar”,
me dijo una chica de pelo negro y tatuajes.
Y la vi tan indefensa, con su heterocromía lacrimosa,
su colita quebrada, su extrema delgadez,
en manos de alguien que la regalaba así,
tan displicentemente, como si fuera un objeto,
como si ningún lazo de afecto la uniera a ella,
que dije, sin pensarlo: “Me la llevo”.
E inventé lo del abandono en el jardín
para que acogerla en nuestra casa
fuera inevitable.
Nunca estaba dormida cuando me dabas un beso
antes de irte a la oficina.
No estoy dormida ahora, aunque las pastillas
insistan en ralentizar mi lengua
y deje mis ojos colgados en un punto fijo,
mientras el perro, echado a mis pies,
me mira y mueve la cola
como una sincera y torpe forma de consuelo.
Me querés. Ya sé que me querés.
Pero no me alcanza.
Arte: Leon Zernitsky