PAN CON CICATRICES
Poesía de Raquel Graciela Fernández
martes, 4 de noviembre de 2025
lunes, 3 de noviembre de 2025
JENNY
JENNY
A Robert Burns
La pobre chica
arrastraba las enaguas a través del centeno.
Las enaguas empapadas de llanto y sudor,
casi tan pesadas como una mortaja.
No había guardianes
entre el centeno
que vigilaran que ella no fuera más allá
y cayera en la fosa de la hipocresía.
Un beso puede ser una cuchilla de afeitar
hincada en las venas del insomnio,
un retablo de lutos y graznidos,
un prólogo de latitudes muertas.
La pobre chica casi nunca estaba seca
(a veces llueve sobre un solo relámpago).
Y arrastraba las enaguas a través del centeno.
El fuego elemental de sus enjambres
estaba muerto
antes de que alguien le dijera que no
y el gallo cantara tres veces
y ella supiera que, cuando dos personas se encuentran
entre el centeno,
alguien tiene que llorar,
siempre.
Del poemario "Once Upon A Time" (2014)
sábado, 1 de noviembre de 2025
ERIK
ERIK
Reposo mi cabeza en su hombro
cuando llega, amputando la vigilia,
porque él vive como si soñara
y me recibe
como una revelación, como una ráfaga,
como la dócil limosna
que se extiende
en el verbo sombrío.
Yo vivo como si soñara.
Matando y huyendo.
Traspaso las generaciones que gravitan
con sus cadáveres ajados
sobre el ignoto retablo de mi sangre
en busca de un hombre que honre la armonía.
¿Cómo ser digna del Ángel,
de su garganta, que no se resigna?
Yo vivo como si soñara.
El silencio me fatiga.
La idéntica niebla que me ciega
se hospeda en los espejos.
El amor es para unos pocos,
pero su voz
me dice que será para siempre.
Yo me siento feliz entre los muertos.
Y también uso una máscara.
Gerard Butler & Emmy Rossum, fotogramas de la película "The Phantom of the Opera" (Joel Schumacher, 2004)
Del poemario "Once Upon A Time" (2014)
jueves, 30 de octubre de 2025
EL LIBRO DE LOS AMORES RIDÍCULOS
EL LIBRO DE LOS AMORES RIDÍCULOS
“¿Qué importa si todo es un juego vano? ¿Qué importa si lo sé?
¿Acaso dejaré de jugar sólo porque sea vano?”
Milan Kundera, “El libro de los amores ridículos”
Yo no soy Kundera,
pero también debería tener un libro
de amores ridículos,
amores que se desfloraron
antes de que mi cuerpo se cerrara a su hechizo
y me dejaron la boca ardida,
la piel rota tatuada con poemas soeces
que jamás leo sin sonrojarme,
el sexo huérfano apretando los dientes.
Amores que fumé de prisa,
uno tras otro como letales cigarrillos de deseo,
que me hicieron llorar,
de placer o de tedio,
tantas sonrisas que cayeron en el costal
de las muecas turbias,
tantos encuentros y desencuentros
en el apremiante tajo que palpita entre mis piernas,
tanta pasión risible
que nunca fue eterna.
Mi libro de amores ridículos
los incluiría a todos:
el muerto, el impostor, el bastardo,
el papi que no fue más que la bota feroz
aplastándome el rostro,
el amante que me desangró
como a un conejo colgado cabeza abajo
con la garganta abierta.
Jugadores que jugaron mi juego
y no pudieron ganar;
jugadores que jamás aceptaron mis reglas
y no me dejaron ganar nunca.
Arte: Daria Palotti
Del poemario "Once Upon A Time" (2014)
martes, 28 de octubre de 2025
CABARET
CABARET
Tuve un sueño.
Yo estaba bailando con Sally Bowles
(hay gente que vuela en sueños;
yo bailo,
porque despierta jamás aprendí a hacerlo).
Yo estaba bailando con Sally Bowles.
Tenía enormes pestañas postizas
y las uñas pintadas de verde
(“Chocante”, me hubiera dicho un inglés
demasiado atildado
si las hubiera visto).
Tuve un sueño.
Yo estaba bailando con Sally Bowles
(hay gente que vuela en sueños;
yo bailo,
porque despierta jamás aprendí a hacerlo).
Yo estaba bailando con Sally Bowles.
Tenía enormes pestañas postizas
y las uñas pintadas de verde
(“Chocante”, me hubiera dicho un inglés
demasiado atildado
si las hubiera visto).
Yo estaba bailando con Sally Bowles.
Había un Cabaret. Un maestro de ceremonias.
Y yo había aprendido a bailar
y no lloraba,
para que no se me corriera el rímel,
ni se me despegaran las pestañas postizas.
Había aprendido a girar
con una copa de champagne en la mano
y una risa que tenía más de desgarro
que de alegría,
pero quería creer cuando me decían
“Aquí la vida es divina”.
Yo estaba bailando con Sally Bowles.
Había una ciudad llamada Berlín,
en un país llamado Alemania.
El alma me dolía un poco,
pero en el Cabaret
hay escaso lugar para los dolores.
Tuve un sueño.
Yo estaba bailando con Sally Bowles.
Adentro había demasiada purpurina,
demasiado humo,
demasiadas preguntas sin respuesta.
Afuera, la vida se desmoronaba.
domingo, 26 de octubre de 2025
BALADA DE LA QUE QUIERE SEGUIR SIENDO BELLA Y DURMIENTE
BALADA DE LA QUE QUIERE SEGUIR SIENDO BELLA Y DURMIENTE
“He's got the power
She's got the need”
Alice Cooper
She's got the need”
Alice Cooper
Yo miro el sueño
como si mirara la muerte:
con los ojos cerrados.
Yo miro las cosas
por costumbre.
Detrás de la reposada
nitidez de mis párpados
hay un sol oblicuo
que me quema las pestañas:
es el amor que me sacude
y me amenaza
con robarme mi porción de sueño/muerte
(esta deliciosa inercia:
ser y no ser,
nunca ser).
Yo miro a ese hombre
que se acerca
con una espada entre los labios
y sé que él tiene el poder
-yo tengo la necesidad,
pero no quiero abrir los ojos-.
Yo miro su boca
y presumo
que adherida al beso viene
una muerte sin sueño.
Sin sueños.
El vuelo suspendido de las moscas
retoma
su obligado trote de calor.
En la cresta irascible de mi sexo
se despereza
la mujer dormida.
Cierro las piernas,
con violencia.
No quiero sangrar.
No quiero sangrar.
No quiero sangrar.
Del poemario "Once Upon A Time", Rayuela Edizioni (2014)
viernes, 24 de octubre de 2025
EL CABALLITO BALANCÍN
EL CABALLITO BALANCÍN
"Cantábamos para siempre la canción.
Cantábamos nuestra alianza hasta después del mundo."
Olga Orozco
Estaba dentro de la canción
que cantábamos esa noche.
Noche de inocencia ajena
que la luz de la memoria
desnuda de un manotazo.
No era nuestra infancia,
no se desbordaba
en la dimensión de la lluvia.
Era blanco como el camino de grava
donde rodaban los días.
donde rodaban los días.
Estaba dentro de la canción
que cantábamos esa noche.
Crecía junto a otros objetos inútiles:
una estrella estéril esparciendo
su semen baldío.
Se balanceaba al borde
de unos ojos inconclusos
-ocho años de ojos que se muerden los párpados-.
Parecía inofensivo
como un domingo estirado sobre el sueño.
Estaba dentro de la canción
que cantábamos esa noche.
Papá se fue al cielo
y los nenes
nos quedamos en el infierno
(mamá amuebla el infierno a su manera,
nos lava la culpa con chocolate caliente,
nos mira y no entiende,
no sabe,
no puede).
La mitad de nuestros recuerdos es falsa.
La otra mitad,
está contaminada por la herida.
Estaba dentro de la canción
que cantábamos esa noche.
Una licencia de Dios
o un soborno del Diablo.
No sé.
Arte: Marina Deryagina
Del poemario "Once Upon A Time" (2014)
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