CORNALITOS
“Hay cornalitos” decía
un cartel
en el que una mano torpe
había dibujado un pequeño cardumen.
Enseguida pensé en mamá.
En su destreza en la cocina.
En la fuente que llegaba a la mesa
entre exclamaciones de alegría:
nos encantaba comer pescaditos.
Pensé en que no sé
cuándo comí por última vez
la comida de mamá:
sus buñuelos de acelga,
sus fideos con queso y ajo,
su arroz con pollo.
Un relámpago de azúcar y sal
atravesó mi paladar.
y me empapó de los sabores de la infancia.
“Hay cornalitos” decía
el cartel.
Pensé en mamá.
Pensé en una vida
comiendo la comida de mamá.
Pensé en esos momentos
en los que lo cotidiano se convierte en excepcional
porque es la última vez.
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