GALLITO CIEGO
Salí a buscarte sin ver,
sin verte.
Tocándote
en el entrecejo del viento.
Mordiéndote en el vacío.
Haciendo el amor con la tormenta.
Cabalgando sobre un verso de sangre.
La dulce bulimia de las horas
vomitaba tu nombre
sobre la venda que me cubría los ojos
y yo me deshacía en la soledad de los huesos,
apenas mojada por un déjà vu de tu saliva
(era de azúcar, de papel, de talco,
de rosas escondidas
en los cajones impenitentes del celo).
Salí a buscarte sin ver,
sin verte.
Antes di quinientas vueltas para marearme e imaginar
que todo era un juego
(un hombre faltaba en el aire,
y yo jugaba a jugar,
la soledad es una bomba que se desactiva
tomándonos un poco en broma,
creyéndonos que eso que nos arde entre las piernas
es una basurita irreverente metida en el ojo de las ganas
y no una ausencia enorme,
una ausencia con garras y dientes
que nos parte el cuerpo en dos,
el hambre en dos,
la vida en nada).
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