ESTABAS DE PIE
SOBRE MIS SUEÑOS
Estabas de pie sobre mis sueños  
orillando los bordes de la noche.
Te veía  
como un anatema o un presagio  
filtrándote en cada grieta  
cuarteada en mi vigilia.  
Estabas de pie sobre mis sueños,  
almado y desalmado,  
tu sangre era un desorden de martillos  
claveteando  mi instinto,
tus venas un copioso revoltijo  
de cuerdas  de guitarra.  
Tu piel alfombraba mi desvelo.  
Tu pupila encendía  
el cigarro tribal,
la luna llena,  
el canto arrancado 
de la zarpa  del silencio.  
De pie, sobre mis sueños,  
jugabas a extraviarte y a extraviarme  
(había un gato de Chesire  comiendo de tu boca,  
un gato sin sonrisa  
o una sonrisa sin gato,  
y un ejército de naipes obsecuentes  
maquillando una rosa equivocada).  
De pie, sobre mis sueños,  
jugabas a buscarte y a buscarme
(zapatos rojos,  
baldosas 
amarillas,
amapolas narcóticas  
y el deseo inmutable
de encontrarnos y regresar a casa).  
Hace mil sueños,  
cuando yo todavía estaba viva,  
estabas de pie sobre mis párpados.  
Nunca quise abrir los ojos  
pero los abrí.
y todo fue pasado.

 
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