LAS DEUDAS
Pluma a pluma
se amontona la ausencia.
Ese pájaro roto que no cesa
cuando cada minuto
es un minuto de silencio.
Ahora,
nadie cuenta a los cadáveres.
Ahora,
nadie se espanta
y las copas entrechocan sus brindis
sobre los dormidos y los afiebrados.
Ahora,
la cigarra canta su canción imprescindible.
Porque es verano.
Y armamos nuestros bolsos para irnos
a algún lugar donde no nos alcance
lo que llevamos dentro.
¿Y quién paga las deudas?
Cuando yo digo madre las digo a todas.
Todas visten una cicatriz
cosida
con hebras de humo.
Ya pasaron seis años,
sesenta,
seiscientos.
Y todavía hay muertos
que crecen en sus úteros.
Como relámpagos.
Como crecen las lunas callejeras.
Sin que a los gatos les importe.
Pluma a pluma
se amontona la ausencia.
Ese pájaro roto que no cesa
cuando cada minuto
es un minuto de silencio.
Ahora,
nadie cuenta a los cadáveres.
Ahora,
nadie se espanta
y las copas entrechocan sus brindis
sobre los dormidos y los afiebrados.
Ahora,
la cigarra canta su canción imprescindible.
Porque es verano.
Y armamos nuestros bolsos para irnos
a algún lugar donde no nos alcance
lo que llevamos dentro.
¿Y quién paga las deudas?
Cuando yo digo madre las digo a todas.
Todas visten una cicatriz
cosida
con hebras de humo.
Ya pasaron seis años,
sesenta,
seiscientos.
Y todavía hay muertos
que crecen en sus úteros.
Como relámpagos.
Como crecen las lunas callejeras.
Sin que a los gatos les importe.
Fotografía: Santuario República de Cromañón
Poema publicado en la Antología Poética "Siete versos, un lírico", Editorial 3+1 (2011)