sábado, 11 de septiembre de 2010

SE SUPONE


SE SUPONE 

“…una cabeza con el pelo ardiendo es apolítica.” – Stephen King 



Se supone que Dios escucha 

-algunas veces- 

y el milagro sucede: 

un niño cruza las vías 

con las barreras bajas 

y el tren lo ignora, 

el tren le salva la hechura del cuerpo, 

le perdona la carne, 

le ampara los días por venir. 

El tren no quiere 

y Dios escucha. 



Se supone. 



Se supone que Dios no escucha 

- algunas veces- 

y el miedo apila cadáveres, 

unos sobre otros

y la hoguera explota en los úteros 

donde mueren 

los que tendrían que haber nacido. 

Y a la chica rubia de vestido gris 

y lentes graciosos 

-lentes con forma de corazón,

lentes de putita, 

una broma entre amigos, 

un estúpido chiste con final atroz- 

se le chamusca el pelo, 

se le ampolla la piel, 

se le revienta el grito. 



Se supone. 



Se supone que todos los muertos son iguales, 

que el tipo que se abrasa 

debajo de un escritorio 

está tan muerto como el que se traga 

el anzuelo de la guerra,

como la que no usa lentes de putita 

y no tiene tiempo para bromas. 



Se supone. 



Pero no. 



Alguien me dice que no. 

Alguien me dice que la chica rubia

de pelo chamuscado 

se lo merece. 

Que el tipo abrasado, 

como un macabro pollo al spiedo, 

se lo merece. 

Que el huérfano de ojos azules 

que come hamburguesas en Mc Donald’s 

se lo merece. 

Que la mujer que salta al vacío 

y cambia el fuego 

por la cabeza rota contra el pavimento 

se lo merece. 

Son yankees. 

Son asquerosamente yankees. 

Que se mueran. 

Que se mueran todos. 



Ellos suponen que hay humanos con derechos 

y humanos con dinero. 

Ellos suponen que hay huérfanos que lloran 

y huérfanos que juegan Play Station. 



Ellos suponen.



Pero no.



Yo supongo que no.

No importa lo que me digan: 

me hubiera gustado poder abrazar a la chica rubia 

y decirle que no tenga miedo. 

Me hubiera gustado sostenerle la mano a la mujer 

de la cabeza rota 

y decirle que todo iba a salir bien. 

Me hubiera gustado explicarles a los que sonrieron 

cuando Dios no escuchó 

y la Muerte quiso 

que el dolor, 

el horror 

no tienen bandera. 



No se lo merecían. 



Yo supongo que no.

Yo digo que no. 



Entonces algunos me miran raro.




Arte: "Liberty",  Michelle Erickson


  

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