Entro y salgo
del tiempo y de sus formas,
de los espacios yuxtapuestos,
vacíos,
lejanías,
corazones tallados en la roca.
Abro y cierro
los portales del olvido
y la memoria;
me encuentro
yerma,
deshabitada;
me reencuentro
colmada,
irreductible.
Nazco tanto
y muero tantas veces;
me salpican
anunciaciones,
vuelos,
presencias vivas de rasgos aleatorios.
Alguien hurga en la herida
de la ausencia.
La evocación es casi un laberinto.
El recuerdo me ampara.
Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007
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