LA MANO DEL ABUELO
Una mano amplia sostiene la mía,
menuda y rosada
en la esquina de bruma donde el recuerdo aguarda,
con secreta impaciencia
que la emoción convoque su aleteo
de pájaro difuso.
Yo tengo cuatro años
y es el mundo
un arca de inéditas sorpresas.
Esa mano gentil, ancha, perenne,
es la mano perfecta del abuelo.
Tomada de esa mano sempiterna
soy casi un barrilete,
asciendo a los cielos vigorosos
de los veranos idos,
me muevo con pericia entre las nubes
y la brisa amortiza mi caída
en el regazo dulce del ciruelo.
Tomada de esa mano entro a los cuentos
y me hamaco en las rubias cabelleras
de las gráciles princesas europeas
a las que nunca voy a parecerme.
Tomada de esa mano me figuro
que la muerte no existe.
Dame la mano, abuelo;
sentémonos los dos en el banquito
y háblame
otra vez de esa tortuga
que no he olvidado nunca.
3º Premio
Poesía Concurso Literario “Homenaje a Rosalía de Castro”, Centro
Cultural Rosalía de Castro, Bs. As. (2007)