NO TE LLAMABAS ALICIA
A Patricia
No te llamabas Alicia,
pero corrías detrás de un conejo
o de un sueño,
detrás de un reloj que inaugurara
el tiempo del amor
en tu carne encelada.
No te llamabas Alicia,
pero te sedujo la tibia madriguera
abierta al pie de un cerco,
el mórbido hueco prometedor
de otros mundos y otros jardines,
y te dejaste caer en el secreto pozo
como una flor ingrávida.
Caíste lentamente,
flotando casi,
desafiando a Newton
y a todas las manzanas del Universo,
y tu mirada alucinada
fue descubriendo
en las imposibles paredes de la
madriguera
los rostros atentos de tus padres,
los libros de veterinaria que te quitaron
los rostros atentos de tus padres,
los libros de veterinaria que te quitaron
tantas horas de sueño,
el cuerpo desnudo de tus anhelos
y el ridículo empapelado
de tantos cuartos de hotel
donde el amor
parecía inofensivo.
No te llamabas Alicia,
y por eso tu caída culminó
sobre la agonizante cama de un hospital,
donde te esperaba la Muerte
con los brazos abiertos,
mientras un conejo
o un sueño
se alejaban
por un largo pasadizo
que desembocaba en el insondable futuro.
El reino del absurdo es éste,
donde el amor enferma
y las muchachas que no se llaman Alicia
hacen cola para morirse,
el cuerpo desnudo de tus anhelos
y el ridículo empapelado
de tantos cuartos de hotel
donde el amor
parecía inofensivo.
No te llamabas Alicia,
y por eso tu caída culminó
sobre la agonizante cama de un hospital,
donde te esperaba la Muerte
con los brazos abiertos,
mientras un conejo
o un sueño
se alejaban
por un largo pasadizo
que desembocaba en el insondable futuro.
El reino del absurdo es éste,
donde el amor enferma
y las muchachas que no se llaman Alicia
hacen cola para morirse,
mientras maúlla un triste gato
huérfano de espejos.
huérfano de espejos.
Arte: Natalie Shau
2º Premio
Concurso Nacional de Literatura "Pasional" - Fundación Cathedra,
Ciudad de Buenos Aires (2006)
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