lunes, 28 de julio de 2025

274 DÍAS


 274 DÍAS


274 días duró su matrimonio.
274 noches la tuvo en su cama,
desnuda y rubia,
la mujer a la que todos amaban
y él quería amar con exclusividad,
la mujer del vestido blanco
y las piernas del mundo.
La mujer que no podía darle un hijo
que lanzara al futuro,
como una piedra de esperanza,
su apellido italiano.

274 días duró su matrimonio.
Después,
ella se casó con otro
pero él siguió siendo un puerto
donde la niña naufragio podía atracar
cuando la abandonaban sus amantes,
sus psiquiatras,
sus ganas de bañarse y cepillarse el pelo,
sus ganas de vivir.

Cuando ella murió
él rugió como un león
y lloró como un recién nacido.
Pero tuvo el coraje para organizar su funeral,
comprar las flores,
vestirla,
prohibir que se acercaran a su cadáver
las moscas y los depredadores.

Un segundo antes de que el cáncer
ganara otra batalla
él lanzó su nombre al más allá,
como una piedra de esperanza.
“Al fin voy a poder volver a ver a Marilyn”
murmuró Joe Di Maggio.

Al fin.


Arte: "March, 1961 Breakfast" More coffee Marilyn? More Coffee Joe?, Jim Hay

Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019)

sábado, 26 de julio de 2025

FRANCES, LA LOCA


 FRANCES, LA LOCA


Antes de ser la loca

Frances Farmer fue la obstinada,
la atea,
la comunista.
Hermosa y traslúcida
como un racimo de uvas rosadas
tenía los ojos viejos desde siempre.
Hollywood le pidió poco:
mirar a la cámara,
aprenderse los guiones,
decorar las fiestas de la industria,
formal y tibia.
Hollywood le pidió tanto:
callarse la boca
si un productor obsceno
le tocaba las piernas.
Demasiado para una mujer que había sido bendecida
con el don de la desobediencia.

De noche, Frances conducía su auto
hacia ningún lugar, borracha y veloz.
De día, gritaba y maldecía.
Cuando la encerraron en un manicomio
los productores sonrieron con alivio.

Kurt Cobain,
que se casó con su abismo
cuando se casó con Courtney
enfundada en uno de sus viejos vestidos,
se equivocó al vaticinar que Frances tendría
su venganza en Seattle
(Ella volverá como fuego para quemar a todos los mentirosos)
La tuvo en el mismísimo Hollywood.

Me too, Frances.
Me too.



Del poemario "Enaguas de encaje rotas"  (2019)

jueves, 24 de julio de 2025

MAMITA QUERIDA

MAMITA QUERIDA


Joan abre la puerta del cuarto de Christina.
Está borracha, está  furiosa.
Veneno para la taquilla dijeron los críticos.
Alguien tiene que pagar por eso.

Mi mamá no me ama sueña Christina.
El primer golpe cae sobre su cabeza
como el ladrido de un perro funerario.
Joan grita y grita,
su ombligo divide las aguas del hambre,
la noche se ensañó con sus sábanas
y el whisky fue el único hombre en su garganta.

El primoroso camisón de Christina
se empapa con orina y miedo.
Sus piernas flacas se crispan
como ranas en una sartén.
Joan grita y grita,
perchas de metal no,
veneno para la taquilla,
alguien tiene que pagar por eso.

Joan arrastra a Christina hasta al baño,
la obliga a desnudarse y  temblar
debajo del vómito helado de la ducha.
Ninguno de sus amantes estuvo disponible esa noche.
Veneno para la taquilla.
Alguien tiene que pagar por eso.
Alguien tiene que pagar por su belleza en fuga.

Christina cae como un conejo sin timón
en la madriguera del llanto
y se acurruca
en un país de párpados hinchados.
Joan se hace fuerte
en su reino de platos rotos.
Los sirvientes esconden las botellas de whisky
sin quitarse las vendas de los ojos:
acá no pasó nada.
Mañana es Navidad.
y los paparazzi llegarán temprano
para fotografiar a los hijos de la Crawford
abriendo sus regalos.

Mi mamá no me ama
pensará Christina
frente al estúpido desafío
de un paquete dorado.

Joan sonreirá,
por supuesto.



Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019) 

martes, 22 de julio de 2025

LA DALIA NEGRA


  LA DALIA NEGRA


Un río de pelo negro te moja la frente,
agua contaminada,  
pescaditos podridos.
Tu cadáver es un manotazo blanco,
un guante aterido congelándose
en la sutura del invierno,
maniquí roto,
mujer rota,
mujer de ojos azules y sucios
como los de una muñeca,   
ojos de vidrio,
caleidoscopios secos.

Una lamparita desnuda
y un zapato con barro en el taco,
tanto fastidio.
Mesas servidas con desaliento,
ningún aplauso.
No hay mucho más para contar:
lo de la flor es mentira.

Mirá,
mirá tu muerte transformada
en un sándwich de huevo y atún,
en una hamburguesa con kétchup.
Mirá cómo se la comen,
cómo se engrasan los dedos
y eructan tu constelación de amantes.
Mirá cómo te escriben,
 como se comen tu muerte
envuelta en papel de diario:
vamos a convertirla en una puta,
vamos a ajustarle la pollera,
desabrochale dos botones más a su blusa,
que sean muchos los que les tocaron las tetas,
desabrochale otro botón.

Tu cadáver es  un manzana partida en dos,
los que comen sándwiches y escriben son los gusanos,
reptan tu  sonrisa de Glasgow con alegría.
A veces pienso que me parezco a ellos
pero a mí me gustaba tu boca.
Cierro los ojos para no ver tus piernas abiertas,
los pescaditos podridos enredados en tu pelo,
los flashes masturbándose.

Viste que matan mujeres desde siempre.
Yo pienso morirme en mi casa,
tengo barro en el taco del zapato ,
ya sé,
pero nunca serví hamburguesas,
ni papas fritas,
ni  milkshakes,
y nadie va a colgarme del espanto
el nombre de una flor,
nadie va a desabrochar mis botones.

Yo pienso morirme en mi casa.


Nunca fui tan linda.



Arte: "Black Dahlia", nicolette723
Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019)

domingo, 20 de julio de 2025

LA MEXICANA QUE ESCUPÍA FUEGO


  LA MEXICANA QUE ESCUPÍA FUEGO


Hija de un general de la revolución mexicana
ex alumna de un colegio de monjas,
bataclana,
Lupe llegó a Texas a los 17 años
escupiendo fuego.
Quería triunfar como bailarina
pero terminó incinerando Hollywood con su lengua de pólvora,
sus  fulminantes ojos negros,
sus piernas que tiraban a matar
como fusiles en celo.

Lupe Vélez,
la cara brava de Dolores del Río,
saltó de la pantalla a las columnas de chismes
levantándose la pollera.
Se enamoró de Gary Cooper
y cuando el galán enfermo de Edipo
cedió a las exigencias de su madre
y la abandonó
lo despidió con un par de tiros al aire.
Se enamoró de Johnny Weissmüller
y el pobre Tarzán tuvo que maquillar mordidas y arañazos
para descolgarse de liana en liana
sin alarmar a los fanáticos.

A los 36 años,
Lupe descubrió que estaba embarazada.
Sabría la diva de quién. O no.
Lo cierto es que no hubo nadie dispuesto a desposarla.
Tampoco ella  estuvo dispuesta a abortar.
Ni siquiera a ser madre soltera.
Después de todo,
la mexicana que escupía fuego seguía siendo
una devota de la Virgen de Guadalupe.

El 13 de diciembre de 1944
la Vélez decoró su mansión de Beverly Hills con velas y flores
y organizó su última cena.
(Tomad y comed, este es mi cuerpo.
Tomad y bebed, esta es mi sangre.)
Después
se perfumó hasta los huesos,
tristes dardos verticales con hambre de reposo,
se atiborró de pastillas y brandy
y soñó la muerte de una reina azteca.

(Pero en realidad murió como un dragoncito de puertas cerradas:
había escupido tanto fuego
que ni siquiera quedó una chispa minúscula
para iluminar las frías manos de la noche
mientras empolvaban 
su cara de catrina perfecta).



Arte: " Mexico of Lupe Velez", Lucile Canoby
Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019)

sábado, 19 de julio de 2025

CORNALITOS


 CORNALITOS

 

“Hay cornalitos” decía un cartel

en el que una mano torpe

había dibujado un pequeño cardumen.

Enseguida pensé en mamá.

En su destreza en la cocina.

En la fuente que llegaba a la mesa

entre exclamaciones de alegría:

nos encantaba comer pescaditos.

Pensé en que no sé

cuándo comí por última vez

la comida de mamá:

sus buñuelos de acelga,

sus fideos con queso y ajo,

su arroz con pollo.

Un relámpago de azúcar y sal

atravesó  mi paladar.

y me empapó de los sabores de la infancia.

 

“Hay cornalitos” decía el cartel.

Pensé en mamá.

Pensé en una vida

comiendo la comida de mamá.

Pensé en esos momentos

en los que lo cotidiano se convierte en excepcional

porque es la última vez.