miércoles, 30 de julio de 2025

EL AUTO DE JAMES DEAN


 EL AUTO DE JAMES DEAN



No se puede confiar en un animal así.

Un animal arisco

que vomita hierros rojos

en los bordes de la tarde.

Un animal así no va a detenerse:

huele viento y redobla

su apuesta de campanas  infecciosas,

huele asfalto

y te rompe el cuello

crac

como a una ramita seca.



No se puede confiar en un animal así.

Un animal daltónico

que confunde huesos con panes

y te mastica y remastica,

 chicle rosado y barato,

y te escupe

cuando se te gasta la primavera en las venas.



Dios se lava las manos con un jaboncito de hotel,

aprieta los botones de un joystick,

hace cualquier cosa estúpida mientras el animal corre,

rebuzna sangre,

te lo dije,

no se puede confiar en un animal así.



En algún lugar una mujer

carga en sus bolsillos

un puñado de aspirinas rancias.

Sus zapatillas blancas son gatos 

que ronronean satisfechos.

Junta orina con una cucharita

y ni siquiera mira tu hermosa cara

porque sabe

que todos los cadáveres son iguales.

Quizás esta noche vaya el cine

y la película ablande

su duro caparazón de jeringas.

Y llore un poco,

un poco, nada más,

como para saber que está viva.



No se puede confiar en un animal así.

Un animal así va a morderte.

Siempre.



Estoy hablando de la muerte,

por supuesto.








Del poemario "Enaguas de encaje rotas"  (2019) 

lunes, 28 de julio de 2025

274 DÍAS


 274 DÍAS


274 días duró su matrimonio.
274 noches la tuvo en su cama,
desnuda y rubia,
la mujer a la que todos amaban
y él quería amar con exclusividad,
la mujer del vestido blanco
y las piernas del mundo.
La mujer que no podía darle un hijo
que lanzara al futuro,
como una piedra de esperanza,
su apellido italiano.

274 días duró su matrimonio.
Después,
ella se casó con otro
pero él siguió siendo un puerto
donde la niña naufragio podía atracar
cuando la abandonaban sus amantes,
sus psiquiatras,
sus ganas de bañarse y cepillarse el pelo,
sus ganas de vivir.

Cuando ella murió
él rugió como un león
y lloró como un recién nacido.
Pero tuvo el coraje para organizar su funeral,
comprar las flores,
vestirla,
prohibir que se acercaran a su cadáver
las moscas y los depredadores.

Un segundo antes de que el cáncer
ganara otra batalla
él lanzó su nombre al más allá,
como una piedra de esperanza.
“Al fin voy a poder volver a ver a Marilyn”
murmuró Joe Di Maggio.

Al fin.


Arte: "March, 1961 Breakfast" More coffee Marilyn? More Coffee Joe?, Jim Hay

Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019)

sábado, 26 de julio de 2025

FRANCES, LA LOCA


 FRANCES, LA LOCA


Antes de ser la loca

Frances Farmer fue la obstinada,
la atea,
la comunista.
Hermosa y traslúcida
como un racimo de uvas rosadas
tenía los ojos viejos desde siempre.
Hollywood le pidió poco:
mirar a la cámara,
aprenderse los guiones,
decorar las fiestas de la industria,
formal y tibia.
Hollywood le pidió tanto:
callarse la boca
si un productor obsceno
le tocaba las piernas.
Demasiado para una mujer que había sido bendecida
con el don de la desobediencia.

De noche, Frances conducía su auto
hacia ningún lugar, borracha y veloz.
De día, gritaba y maldecía.
Cuando la encerraron en un manicomio
los productores sonrieron con alivio.

Kurt Cobain,
que se casó con su abismo
cuando se casó con Courtney
enfundada en uno de sus viejos vestidos,
se equivocó al vaticinar que Frances tendría
su venganza en Seattle
(Ella volverá como fuego para quemar a todos los mentirosos)
La tuvo en el mismísimo Hollywood.

Me too, Frances.
Me too.



Del poemario "Enaguas de encaje rotas"  (2019)

jueves, 24 de julio de 2025

MAMITA QUERIDA

MAMITA QUERIDA


Joan abre la puerta del cuarto de Christina.
Está borracha, está  furiosa.
Veneno para la taquilla dijeron los críticos.
Alguien tiene que pagar por eso.

Mi mamá no me ama sueña Christina.
El primer golpe cae sobre su cabeza
como el ladrido de un perro funerario.
Joan grita y grita,
su ombligo divide las aguas del hambre,
la noche se ensañó con sus sábanas
y el whisky fue el único hombre en su garganta.

El primoroso camisón de Christina
se empapa con orina y miedo.
Sus piernas flacas se crispan
como ranas en una sartén.
Joan grita y grita,
perchas de metal no,
veneno para la taquilla,
alguien tiene que pagar por eso.

Joan arrastra a Christina hasta al baño,
la obliga a desnudarse y  temblar
debajo del vómito helado de la ducha.
Ninguno de sus amantes estuvo disponible esa noche.
Veneno para la taquilla.
Alguien tiene que pagar por eso.
Alguien tiene que pagar por su belleza en fuga.

Christina cae como un conejo sin timón
en la madriguera del llanto
y se acurruca
en un país de párpados hinchados.
Joan se hace fuerte
en su reino de platos rotos.
Los sirvientes esconden las botellas de whisky
sin quitarse las vendas de los ojos:
acá no pasó nada.
Mañana es Navidad.
y los paparazzi llegarán temprano
para fotografiar a los hijos de la Crawford
abriendo sus regalos.

Mi mamá no me ama
pensará Christina
frente al estúpido desafío
de un paquete dorado.

Joan sonreirá,
por supuesto.



Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019) 

martes, 22 de julio de 2025

LA DALIA NEGRA


  LA DALIA NEGRA


Un río de pelo negro te moja la frente,
agua contaminada,  
pescaditos podridos.
Tu cadáver es un manotazo blanco,
un guante aterido congelándose
en la sutura del invierno,
maniquí roto,
mujer rota,
mujer de ojos azules y sucios
como los de una muñeca,   
ojos de vidrio,
caleidoscopios secos.

Una lamparita desnuda
y un zapato con barro en el taco,
tanto fastidio.
Mesas servidas con desaliento,
ningún aplauso.
No hay mucho más para contar:
lo de la flor es mentira.

Mirá,
mirá tu muerte transformada
en un sándwich de huevo y atún,
en una hamburguesa con kétchup.
Mirá cómo se la comen,
cómo se engrasan los dedos
y eructan tu constelación de amantes.
Mirá cómo te escriben,
 como se comen tu muerte
envuelta en papel de diario:
vamos a convertirla en una puta,
vamos a ajustarle la pollera,
desabrochale dos botones más a su blusa,
que sean muchos los que les tocaron las tetas,
desabrochale otro botón.

Tu cadáver es  un manzana partida en dos,
los que comen sándwiches y escriben son los gusanos,
reptan tu  sonrisa de Glasgow con alegría.
A veces pienso que me parezco a ellos
pero a mí me gustaba tu boca.
Cierro los ojos para no ver tus piernas abiertas,
los pescaditos podridos enredados en tu pelo,
los flashes masturbándose.

Viste que matan mujeres desde siempre.
Yo pienso morirme en mi casa,
tengo barro en el taco del zapato ,
ya sé,
pero nunca serví hamburguesas,
ni papas fritas,
ni  milkshakes,
y nadie va a colgarme del espanto
el nombre de una flor,
nadie va a desabrochar mis botones.

Yo pienso morirme en mi casa.


Nunca fui tan linda.



Arte: "Black Dahlia", nicolette723
Del poemario "Enaguas de encaje rotas" (2019)