lunes, 23 de octubre de 2017

"PAN DE AGUA" - NOTA DE LOS EDITORES

PAN DE AGUA
Poesía social contemporánea de Buenos Aires

NOTA DE LOS EDITORES

¿UNA MUESTRA DE POESÍA SOCIAL BONAERENSE HOY?

Hace medio siglo H. Becco y C. Fernández Moreno, desde el estudio previo de su Antología lineal de la poesía argentina, proponían un complejo y ambicioso abordaje de la lírica a partir de la actitud de los autores. Cuando el poeta enfatiza el primer momento de la creación, “el impacto de la realidad” sobre sí, estamos en el terreno de la poesía vital. En cambio, si el momento de poner en palabras la emoción originaria ocupa el centro de su atención, “las reglas del arte”, “la poesía como lenguaje”, nos hallamos ante una actitud artística. Finalmente, cuando la preocupación está puesta en el efecto de la producción, en su “repercusión entre la gente a la que está destinada”, podemos hablar de una poesía social. A continuación, los antólogos, bajo el término de “líneas” proponen una contextualización histórica de nuestra producción poética, que da corporeidad a esas actitudes originarias (p. ej. línea neoclásica, gauchesca y neopopular dentro de la actitud social).
Por otra parte, se hace evidente que existe una fuerte conexión entre lo que denominamos “poesía social” y los sucesos políticos, fundamentalmente en momentos de crisis y cambios; sirvan como ejemplo en nuestra lengua la vasta producción generada en el ámbito de la República, Guerra y Dictadura franquista en España y la poesía de nuestra “generación del ´60”. Todavía más enfáticamente, esto se patentiza en la lírica chilena surgida al calor del ascenso, lucha, caída y exilio socialista en el Chile de Allende y Pinochet. En este caso, a más de la excepcional jerarquía que caracteriza a la poesía trasandina, se incorpora decisivamente el escenario de la canción (V. Jara. Quilapayún, Jaivas, Illapu, etc.), replicado en buena parte del continente. Es que la música brinda una conexión más fluida y extensa entre el poeta y esa “gente a la que está destinada”, como plantean Becco y Fernández Moreno. De algún modo, la “poesía social” deviene, en algunos contextos, “dinámica social”, asociada a otros lenguajes y prácticas. En nuestro medio, propuestas originadas en grupos (“Calíbar”, “Boedo”, “Tarja”, entre otros), se suman a voces poderosas como la de Raúl González Tuñón: Cargados de mentira, de miseria, de metralla, como una enorme M de miedo y muerte oscura. Son los obuses y Mario Jorge de Lellis: Tienen hijos de cobre, muy sonoros; tienen mujeres recias, cigarrillos baratos en sus dedos, hondas causas vitales manchando sus orejas. Están aquí y allá. Suenan, resuenan. Son de una gama gris. Andan y trepan… Son esos hombres duros como el cobre. Suenan, resuenan (por citar dos ejemplos muy destacados).
En la segunda mitad del pasado siglo el movimiento “Nuevo cancionero” (extendido en todo nuestro continente), muy ligado a los inconfundibles acentos de Armando Tejada Gómez y Hamlet Lima Quintana, entre muchos y brillantes cultivadores de un arte lírico, musical y hasta dramático, marca una época, como en su momento lo hicieron parte de la producción tanguera y, especialmente, el rock nacional. Actualmente, otros ritmos, estilos y modalidades en un escenario crecientemente globalizado sirven de proyección a esta tendencia (las distintas formas de rapeo e interacciones en redes sociales son lo más visible).
Pero el propósito de esta publicación no es establecer fundamentos teóricos ni elaborar nuevos cánones. Lo que aquí se presenta es una muestra (no antología) de poesía social, surgida en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y su amplia zona de influencia (la segunda conurbación del hemisferio sur). Los participantes se ubican en una franja etaria bastante definida (nacidos entre 1946 y 1963) y aunque “lo social” ocupa un espacio importante en sus producciones, no es ésta una impronta excluyente en sus obras. Los autores mismos han seleccionado sus textos; la mayoría optó por trabajos recientes (muchos de ellos inéditos), otros prefirieron exponer esa producción orientada a lo social como desarrollo de una trayectoria. El producto final es un corpus variado e intenso, que el lector, seguramente, hallará grato recorrer.
En los últimos años vienen proliferando las antologías, algunas veces construidas en torno de un eje (genérico, geográfico, etc.), también vienen creciendo, y muy productivamente, trabajos teóricos sobre nuestra poesía (la “Poesía de pensamiento” es uno de los aportes más notables); las publicaciones individuales y espacios de encuentro y difusión viven un momento de importante consolidación. Otro tanto ocurre con festivales y encuentros locales e internacionales.
Volvemos al interrogante inicial:

¿Por qué esta muestra de poesía social bonaerense hoy?

Los editores hemos coincidido en la necesidad de apostar a una mayor visibilización de esta modalidad poética. En principio, porque habitualmente aparece en un lugar secundario en las valoraciones del “campo”, sospechada de ancilaridad o de sujección a circunstancias rápidamente mudables. Los poetas aquí reunidos somos conscientes de los riesgos del facilismo o la demagogia, pero también de la importancia de estas textualidades y prácticas culturales que, trascendiendo la intimidad/hermetismo, posicionan al arte en la senda del diálogo, de los espacios comunes y de los anhelos de una sociedad mejor. Y eso no es poca cosa en esta época de cambios complejos y conflictivos (particularmente en las grandes urbes). Nuestros textos, ya sea que aborden problemáticas locales, regionales o mundiales, apuntan decisivamente a la desnaturalización de la barbarie; son, en este sentido, “urgentes y necesarios” (nuestro conurbano viene siendo escenario “privilegiado” de estas problemáticas). Nuestra propuesta de difusión, a través de recitales y otras intervenciones en distintos espacios, intenta ser coherente con lo antes expuesto.
Esta muestra intenta ser un inicio serio y acaso inspirador de otras publicaciones análogas (el “recorte” generacional y geocultural debe ser leído en estos términos), tenemos una esperanza y nos arremangamos para concretarla.


Claudio Simiz y Mónica Angelino,  editores

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