jueves, 31 de diciembre de 2015

31 DE DICIEMBRE


31 DE DICIEMBRE

A Rosana



Esta noche no voy a estar en Nueva York.

Nada de confeti ni fuegos artificiales en el Times Square.

Nada de lentes graciosos

y besos en la boca con desconocidos parecidos a George Peppard

tal como lucía en “Breakfast at Tiffany's”.

Nada  de brindis en el 230 Fifth Rooftop

ni caminatas por el Puente de Brooklyn.

Nada de zancadillas a los espacios vacíos en la mesa

donde ceno cada Nochevieja  desde los ocho años

(antes protestaba por el mantel de hule,

los platos desparejos,

las copas que son para sidra y no para champagne,

pero ahora me da lo mismo,

me da exactamente lo mismo,

podríamos pedir una pizza esta noche y estaría bien,

ningún mantel decorado con pinitos festivos y muñecos de nieve alcanza

para adornar la ausencia,

ninguna copa de cristal fino sirve

para que el champagne barato parezca menos barato

y la sidra no me provoque dolor de estómago).



Esta noche no voy a estar en Nueva York.

Voy a estar en casa.

Voy a sonreír como una estúpida mientras puteo por lo bajo

porque soy yo la que tiene que recoger los platos sucios

mientras mis cuñadas

revisan compulsivamente sus teléfonos.

Voy a sonreír como una estúpida

(sabés que me sale bárbaro).



Voy a estar en casa.

Llamame.

Decime que la gente exagera.

Que Nueva York no es tan lindo en diciembre.

Que no hay desconocidos altruistas  parecidos a George Peppard

besando con alegría a señoras desencantadas.

Que hace un frío de locos.

Decime, por favor,

que el año que viene

los platos los va a lavar otra.






martes, 29 de diciembre de 2015

SALTOS AL VACÍO


SALTOS AL VACÍO


I - PEG, EL BOULEVARD DE LOS SUEÑOS ROTOS



La suicida busca

su camino de regreso

(regreso al agua natal,

al útero que tiembla cuando el amor lo golpea

con su suave látigo de lilas).

Busca descalzarse las calles

que desembocaron en la nada.

Arrancarse de los días

el dudoso lujo 

de haber malventilado sus partes íntimas.

Entonces

arroja su cuerpo a los perros del aire

y sus dentelladas son tan dulces, tan dulces,

 que la carne germina en una estampida de jazmines.



(Jazmines que se pudren cuando tocan el suelo

y el silencio se seca,

y la sangre todavía pregunta 

por el camino regreso).



 II - DOROTH Y, SE ACABÓ EL VODKA



La suicida planea un viaje largo.

Eso les dice a sus amigos.

Los invita a una fiesta de despedida.

Se encoge de hombros cuando el vodka se acaba.



La suicida empapela la noche con pájaros de azufre.

Lleva un traje de terciopelo negro

y la cabeza atiborrada

 de objetos inflamables.

Da un salto que es, casi, una declaración de fuego.



Se había acabado el vodka

y a ella

se le había acabado la sed.



 III - EVELYN, EL SUICIDIO MÁS HERMOSO



La suicida sonríe,

siempre sonríe.

La sonrisa es una máscara que usa hacia afuera;

hacia adentro

desteje coronas de novia

y se arrima

a los olores rojos.

Y quiere arder

como ardieron esos vestidos

que deberían haber sido su carne

(¿Por qué una mujer quemaría vestidos?

¿Por qué una mujer quemaría vestidos si esos vestidos no fueran

el preámbulo de un cuerpo que se abre paso

hacia un gesto de adiós definitivo,

hacia una desnudez de vertebras dulces

rompiéndose

como mariposas de luna y leche?).



La suicida busca no ser

pero el olvido le suelta las manos

(La belleza es, casi siempre, una  bestia antojadiza.

A veces respira

en el sexo puntual de los amantes.

A veces nace muerta

y el dolor es su casa).

   

IV - RUSLANA, LA MUERTE DE RAPUNZEL



La suicida abre ventanas en cada llaga

y se arroja a un vacío hecho de húmeros tristes

y piel entumecida.

Se estrella contra Dios y su hueste de santitos sordomudos,

contra las muñecas rusas sofocadas con volados,

contra la ceremonia ordinaria del hambre.

Abre ventanas  que se dejan morir

como animales delicados

atragantados con puñados de flores.

Ventanas que son.

Pero no.



Hasta que una vez

la suicida abre una ventana real

y los ojos se le sueltan como pájaros feroces.

Entonces ella también es un pájaro

y se va detrás de esos ojos,

detrás de un nido de sangre detonada.

(Y el asunto no tiene más vueltas

porque hay una cabeza rota en el pavimento,

y comienzan a llegar los curiosos, las sirenas,

y una mano de niebla recoge lo que le pertenece desde aquel día

en el que, por primera vez,

la suicida no se perdonó el cuerpo).




Arte: "Salto al vacío", Miguel Tió

Arte: Peg  Entwistle fotografiada por  Bruno of Hollywood (Anthony Bruno)

Arte: "El suicidio de Dorothy Hale",  Frida Kahlo

Arte: "The most beautiful suicide", Robert Wiles

Arte: Ruslana Korshunova fotografiada por  Mario Sorrenti

3º Mención Poesía Concurso Letras Argentinas de hoy 2015, Editorial De los Cuatro Vientos, Ciudad de Bs. As. (2015)


sábado, 26 de diciembre de 2015

PALABRA DE PRINCESA


PALABRA DE PRINCESA

 “Nadie, sino una verdadera Princesa, podía ser tan sensible.” 
Hans Christian Andersen, “La Princesa y el guisante”

Quizás esa voluntad de herirme,
de azuzarme la sed y construirte un rostro
menguado
como un violín de algas
que se hace sol y se deshace,
menguante
como un triste hombrecito de Matheson,
también sea amor.
Quizás la compulsión de no dejar en paz
ni siquiera mi ausencia,
ese insistir  y picotearla
con furor de gaviota,
ese escribirla con la mano
y borrarla con el codo,
hasta enloquecer,
hasta enloquecerme,
también sea amor.
Quizás ese volver y no volver,
ese tenderme una trampa de misterios
(de pajaritos de colores volando entre las sábanas,
comiendo de mi sexo,
subiendo y bajando
por el hilo puntual de mi faringe)
sean tu forma de plantar bandera en mi conciencia,
de reclamarme tuya,
para saberme y deshabitarme,
como una isla al sur de todos los deseos.
(Pero yo ya no respiro pajaritos, ¿sabés?,
yo me acomodé la vida
para no ser el hueco en una cama ajena,
aunque a veces me confunda
y sienta un ahogo de plumas
cruzándome la garganta).



Yo no soy una mujer que duerma en cualquier lado.
Yo soy una Princesa.
Veinte colchones, veinte edredones y un guisante
y voy a pasar una noche horrible.
Porque soy tan sensible y tan delicada.
Porque cuido un jardín
como hubiera cuidado a un hijo nuestro.
Porque escribo poemas
(y el último poema que te escribo
siempre es el anteúltimo,
y así estamos,
tocándonos con palabras,
despuntando la histeria del abecedario).



Quizás ese desnudarte de mí en otros ojos,
ese lavarte de mí en otra saliva,
también sea amor.
Seguramente es amor.
Vas a seguir buscándome
en todas las mujeres
y no vas a encontrarme nunca
(Y esto no es una maldición, querido,
es una bendición;
la maldición somos las Princesas,
los veinte colchones,
los veinte edredones,
y el guisante.
Y los hermanos Grimm, Perrault, y el viejo Andersen,
Dios los tenga en la gloria). 



Arte: “Theatre poster, 2010”, KristinaSwarner

2º Premio Poesía 27º Certamen de Poesía y Prosa Concurso Casa de la Cultura Ami Díaz, Jovita, Córdoba (2015)


lunes, 21 de diciembre de 2015

POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE


POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE


Supongamos que estoy enamorada.
Supongamos que ni siquiera la edad me salvó del ridículo.

Supongamos que apago el televisor,
que le digo a mi hijo que me voy,
que no sé si vuelvo.
Que voy a buscarte
con un vestido nuevo,
con el pelo suelto,
con un gesto de bosque/gacela/rocío
y soy un poco verde,
un poco animal enfermo de ternura,
un poco humedad entre tus dedos.
Supongamos que mi saliva migra hasta tu boca.
Que mi piel es una flor intermedia
entre enero y tu casa.


Supongamos que no me cansé
de tu hábito constante de advertirme
que no me acerque demasiado,
que le pongo las dos mejillas a tu cuerpo,
que te camino
como quien camina sobre clavos,
sobre espinas,
sobre apretados nudos de fuego.
Loca de fe,
loca de vos.
Loca.


Supongamos que me desnudo como si fuera joven,
como si fuera rubia,
como si tuviera piernas eternas
y me estrello contra tu vientre,
te salto a la espalda,
te fuerzo, te invado,
te obligo a cazar las mariposas azules
que me desmadran el sexo
porque éstas son mis últimas mariposas,
y éste es mi último verano,
y después se viene un invierno eterno
como el de una novela de C. S. Lewis.

Supongamos que estoy enamorada.
Muy enamorada.

Supongamos que estamos en el verano pasado.
O en el verano que viene.


El que prefieras.




Arte: "Inlet",  Kris Lewis 

1º Distinción Certamen Poético Nacional “Poetisa Elena Lower", SADE Filial Sáenz Peña, Sáenz Peña, Chaco (2015)

3º Mención Poesía "XIII edición del concurso literario escritor Alfredo Cossi", SADE Baradero – San Pedro, Baradero, Bs. As. (2015)



viernes, 18 de diciembre de 2015

LUNA ROJA


LUNA ROJA



I

Las babas rojas de la luna

impregnan

mi camisa de novia inadvertida.

En su entretela late

una red de relámpagos,

un emporio bravío

de flores que respiran.



II

Tu lengua va y viene en el recuerdo.

Sube  y baja

por las blandas vértebras del aire.

Es un pájaro que atraviesa mi nombre

y lo empapa de plumas.

Una continua aguja de cristal

que repaso en voz alta.



III

La luna roja revienta

en las pezuñas  del silencio.

Con trapos de niebla intento

restañar esta herida que no cesa,

esta enagua de sangre

que desviste al poema.




Arte: "Red moon burning", orchid22

3º Premio 15  Concurso Internacional de Poesía y CuentoSADE  Marcos Juárez, Córdoba (2015)


Finalista "Certamen Nacional de Poesía Juan L. Ortiz", Bruma Ediciones, Mendoza (2015)