jueves, 11 de diciembre de 2014

PAPÁ


PAPÁ 

“Te alcanzó tu enemiga poco a poco y te envolvió en sus telas como con un disfraz de lluviosos andrajos.”
Olga Orozco



Tenía pies y no tenía camino. 

Sin embargo lo veo, 

caminando  arriba/abajo mi vigilia, 

podando el jardín de mis carencias. 

Más joven que yo en su ronda nocturna 

-nunca frío, nunca ausente,

nunca atravesado en la garganta 

como un pedazo de lluvia-. 

Más joven que yo en el recuerdo. 



Los muertos no envejecen ni siquiera 

cuando las flores se cansan 

de ser manos que no tocan 

y hay un olvido demasiado largo  

hecho de pasto, de óxido, 

de cruces que no pueden  

levantar la cabeza. 



Tenía corazón y no tenía latido. 

Le di un último beso que sobrevoló la muerte 

como una mariposa incomprensible.



Descuelgo las guirnaldas de este festejo  

que no me pertenece. 

Porque no.  

Porque hace mucho tiempo que no. 

Porque ni siquiera este simulacro de alivio  

que es el poema 

me sirve para no tener ocho años  

cada veinticuatro de diciembre.





Arte: “L'enfant silence”, Benjamin Lacombe

1º Premio Poesía Concurso Literario Nacional de Poesía y Cuento 2014, SADE Florencio Varela, Florencio Varela, Bs. As. (2014)


8 comentarios:

  1. Estupendo poema, Raquel. Me llega como padre y que cierto que es eso de "los muertos no envejecen"

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    1. Gracias, Mario! Me sorprendo tantas veces hablando de 1976... Creo que la orfandad prematura es algo que no se termina de resolver nunca, ni siquiera con siglos de terapia! Un abrazo!

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  2. Uf! duele... pero tuviste suerte de tener un padre durante ocho años, que fue así recordado. Guapo este poema

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