miércoles, 26 de febrero de 2014

POEMA DE AMOR, AMOR, AMOR


POEMA DE AMOR, AMOR, AMOR

Te digo que no. 
Que no. 
Que no voy a dejar que te vayas.
Vos estás dormido y yo
no hago más que transfundirte recuerdos
para que te quedes,
para que sepas que no,
que todavía no.

Yo soy lo que soy cuando te miro:
Bloquecitos Suchard a la vuelta de la oficina,
dibujos de loros con cabezas de señoritas peinadas a lo Marilyn,
terrones de azúcar en los bolsillos del saco
(terrones cúbicos traídos de algún bar,
golosinas de pobre,
nada de sobrecitos,
¿quién tuvo la mala idea de inventar los sobrecitos?).
Soy las Faber-Castell  de doce colores,
las fibras Sylvapen con florcitas,
los libros de la colección Robin Hood de tapas amarillas
(¿y por qué a mí “Dos años de vacaciones” y a mi hermana “Mujercitas”?
Yo también soy una nena, tío…).
Soy  la calle Florida,
el subte,
las escaleras mecánicas,
las zapatillas Topper celestes para hacer gimnasia en la escuela,
la última película que vimos juntos en el cine
(“Cinema Paradiso” y después, al cine sola,
con una amiga o con un novio,
porque ya era grande).
Soy tu sobretodo  reemplazando un tapado
que no me podía comprar
y un hombre que me abraza y me dice
me parece estar abrazando a tu tío
y yo que me río y juro
lo abrazarías si lo conocieras.

 Hubo Reyes porque estaba el tío.
Hubo Huevos de Pascua porque estaba el tío.
Hubo asados los domingos porque estaba el tío.
El que guarda los repasadores que le regalamos cada Navidad
e insiste en usar esos trapos que no absorben nada,
el que sabía que Verne estaba bien para mí,
el que nos cuida los rosales,
el peronista de Perón
(te devolví a Evita y me quedé con la Monroe;
alguna otra mujer hubo,
una mujer real
pero nunca me contaste la historia).

 Te digo que no.
Que no.
Que no voy a dejar que te vayas.
Pero si te vas,
si este es el final,
que sea un final como el de “Cinema Paradiso”,
con muchos besos,
con todos los besos que me enseñaste amar,
con lágrimas de emoción porque me diste tanto,
con la alegría de haber sido parte de tu historia.
Y con una rubia  de ensueño que te diga
¡good night, honey!


Arte: Marilyn Monroe, Milton Greene  

domingo, 23 de febrero de 2014

NEGRO


NEGRO 



I 

Un sonido acribillado. 

La noche. 

Se bifurcan los caminos del abismo. 

La caída es libre dentro de cualquier espejo. 



II 

En mi vida los he amado a todos.

Dementes, suicidas, 

mendigos del crepúsculo. 

Hombrecitos anónimos que no pudieron salvarme, 

ni siquiera robándome 

la médula del verso. 



III

 Como un hotel marchito 

que aprisiona el alma en sus escombros. 

Como un buque de humo desde el cual 

los locos arrojan sus bocas a la nada. 

Así, la Muerte jugando a ser Dios. 


IV 

Enquistada en el lenguaje, 

mi endecha enferma.

Molinos de nieve que no conocen 

el  destino del viento. 

Molinos de niebla que le muerden la mano a la palabra. 



V 

Si duele, no es cierto. 

Si no duele, no es cierto. 

Quiero que me incluyas en la lista de tus certezas (no). 

Quiero que tu rostro cante hasta quebrar mi cornisa de seda (no). 



VI 

Encender con mi corazón defectuoso el pabilo del alba. 

Como una vela inocente el día se consume, 

sin darme ni siquiera una respuesta. 


VII 

No lloro. Nunca lloro.

Por eso mis ojos están solos. 

Por eso el animal nostálgico que fue 

me mira desde el pasado preguntando 

cuántos de sus puñales hicieron falta 

para aniquilar mis lágrimas. 



VIII 

Él vino a mí. 

Un murciélago negro invadiendo mi estirpe. 

Un vampiro de llanto sorbiendo lentamente 

la sangre del poema.

  

IX 

Este camino arrepentido 

hacia la tumba de la otra. 

Esta zona de estrago donde la otra 

me camina la espalda. 

Este envidiar ser una y ser tantas 

como quiere el miedo. 



X 

Un día, todo hablará de la que no fui. 

Un día, no habrá nada más suplicándole 

a la suela de mis zapatos. 

Un día, él sabrá que partí 

mucho antes de haber partido. 

Negro apisonando el negro. 

Debajo está el canto.




jueves, 20 de febrero de 2014

REALITY BITES


REALITY BITES


Winona hace el amor con Ethan Hawke

y yo contengo el aliento igual que  a los veintipico
aunque ya sé cómo termina ésto:
no van a desayunar juntos,
él se va a escapar,
porque le teme o porque la quiere
y ella lo va a ir a buscar,
una vez o mil veces
(todas tuvimos un chico así,
pero nos dejó o lo dejamos,
a ningún hombre le gusta que lo obliguen a un café,
a ninguna mujer le gusta desayunar sola).


Al final él se queda
(se tenía que quedar,
teníamos veinte años  cuando nos vendieron la película,
saltamos de Disney a las comedias románticas
y nos salvamos de los camisones rosados de Doris Day
por una cuestión generacional).
Al final él se queda
y una sabe
que en unos años van a tener un par de bebés,
y él va a tener que buscar un trabajo convencional,
y se van a odiar muchas veces
café y jugo de naranja de por medio.
Bocados de sueños rotos.


(A esta película le sobran por  lo menos veinte minutos,

todas tuvimos un chico así
pero los chicos así no son para quedarse,
son para desayunar solas
y escribir poemas que les gusten a las señoras románticas).


Reality Bites” no es una gran película.
Yo la miro una y otra vez para recordar a mi amor de la secundaria,
el que se parecía a Ethan Hawke.
A cuántas chicas habrá dejado con una taza en la mano.
Quién es la mujer que lo estará odiando porque se olvidó el papel
y se quedó a desayunar con ella.


  
Winona Ryder & Ethan Hawke, fotograma de la película "Reality Bites" (Ben Stiller, 1994)

Poema publicado en el e-book Raquel Fernández - Selección de Poemas , Biblioteca de las Grandes Naciones

domingo, 16 de febrero de 2014

PRIMER AMOR


PRIMER AMOR

Él era un constructor de paredes de hierba.
Yo, una amapola desordenada en sudores rojos.
Inevitable fue que el verano
nos abriera de par en par,
nos palpara con su sol incontinente,
nos bordara los muslos
con poderosos hilos de saliva.


Él era una boca descorchando festines.
Yo, una cintura partida de abejas.
Juntos erigimos una casa de besos
en las bahías  más esbeltas del sueño.
Comprometimos los sentidos
en una siesta de jazmines culpables.
Los racimos que apretaban nuestros cuerpos
se dispensaron
en un gesto de frutas desbordadas.


Los dos nos estrenamos:
él escribió su primer poema de amor,
yo me desnudé en sus ojos para siempre.



1º Premio Poesía Concurso Poesía y Narrativa 2013 "José Hernández", SADE Filial Junín, Junín, Bs. As. (2014)

1º Premio Poesía Concursos 2013 de la Biblioteca Popular “Estímulo al Estudio”, Rosario, Santa Fe (2013)

2º Premio Poesía Concurso de Poesía y Narrativa 2013 “8º Aniversario” 28 de abril, SADE Filial Bernal Quilmes, Quilmes, Bs.As. (2013)


3º Premio Poesía III Concurso Internacional de Poesía, Cuento y Carta, Círculo de Lectores y Escritores Brandseños, Brandsen, Bs. As. (2014)


miércoles, 12 de febrero de 2014

LA CHICA DE LENTES


LA CHICA DE LENTES


Cada vez que pienso en vos
hay alguien que se interpone entre la memoria
y la saliva refundando el deseo:
la chica de lentes.
Tu chica de lentes.
Mi Waterloo.


Me preguntó por qué la chica sí y yo no.
Dónde terminó mi olor y comenzó su cintura.
Cuándo el recuerdo se vació de mí
y se bifurcó hasta convertirse en un par de piernas feroces
rodeando tus caderas
(ella subió a tu cuerpo
y yo
me diluí,
dejé de ser en tu boca).



La chica lee a Pilar Sordo o a Paulo Cohelo
y yo
sufro por Annabel Lee desde que cumplí diez años.
Sonríe con la estúpida vacuidad de un rumiante
y yo
me jacto de llorar en cinco idiomas diferentes.
Vende cosméticos, o bijouterie, o filtros de agua
y yo
masturbo tu recuerdo con poemas que se caen de maduros
en la boca del hambre.
La chica es real
y yo
soy Elizabeth Taylor estrellando muñecas contra la pared
en “Raintree County”
(mala, mala, mala,
delirante,
caprichosa,
me voy a agenciar una mujer cuya única duda
sea “vacío o asado de tira”
y no insista en probarse los vestidos
de todas las sureñas malcriadas de Hollywood).


Si a cualquier hombre que no fueras vos
lo hicieran elegir
entre la chica y yo
me elegiría a mí, por supuesto.
Ella usa lentes Ray Ban Aviator de imitación
y yo

soy encantadora.
Lo que no cambia para nada
la aplastante realidad de cada día:
ella amaneciendo en tu cama
y yo
desayunando en Tiffany,
sola.


Arte: "Sticky Sweet", Crystal Wall Lancaster

Poema publicado en la Revista "Palabras Diversas" Nº 51

Poema publicado en la revista "LAK-BERNA" Nº 5



lunes, 10 de febrero de 2014

ANA


ANA

A Ana Frank



I 

El sol acopia el paisaje 

en el corazón rebosante de lilas. 

Con pétalos le lava los ojos 

a la memoria cautiva. 

Así es como la toca la primavera. 

Como un ángel hecho de señales. 

Magia viva de hilos transparentes. 




II

El virus del encierro se instala

en el cuchillo de niebla 

que desflora  un  pan con cicatrices. 

Pero ella se parte y se comparte 

a mitad del poema. 

Toca el cielo, tan lejano y tan próximo. 

Es el intento humano de cantar 

lo que queda de las amapolas vivas. 




III

La adolescencia y sus huesos de pájaro. 

La médula de miel dialogando 

con el jardín imaginado. 

Más allá, la columna vertebral del odio 

erguida en el lento acabarse 

de las constelaciones. 

Mordidas de lobo acechando 

el ruedo sencillo  del primer beso dado. 




IV 

La enfermedad caliente del cerrojo. 

Las rejas. La quemadura incurable. 

La Muerte exorcizada con un lápiz. 

La Muerte incendiada 

en la hoguera de la luna. 

Una soga de palomas sosteniendo 

la emoción de la cintura que despunta.



V 

Ana innumerable. Ana de luz infinita, 

Ana muriéndose de todos los inviernos. 

De todas las gargantas cegadas de nieve. 

De todas las fiebres. 

Las manos del odio encajando frío

en una mortaja de zozobras. 

El adiós escrito en un pañuelo de sal 

que se bate a duelo con el viento.




VI 

Una lenta pulsión de terciopelo 

poniéndole su voz a la esperanza. 

Ella apagando las luces en los cuartos 

de la sed y del hambre. 

Ella reinventando un océano 

de ruiseñores germinados. 

Sembrando un  retal de mariposas 

en las gargantas de los sobrevivientes.




2º Premio Poesía II Concurso Internacional de Poesía y Cuento de la revista “El Parnaso del Nuevo Mundo”, Perú (2013)