lunes, 2 de diciembre de 2013

CANCIÓN DE AMOR PARA LOS PEQUEÑOS SERES QUE MUEREN


CANCIÓN DE AMOR PARA LOS PEQUEÑOS SERES QUE MUEREN



Un vestido azul

girando 

en el poema más triste. 

Un vestido azul muy amado

que se deshace

como un nudo de lágrimas. 

Y debajo del vestido 

(que es un sueño, 

que es un grito,

que es la aterradora claridad del verano) 

los pequeños seres que se van en silencio, 

los innombrados, 

los que no le duelen más que a la tierra: 

el grillo que clavaba su puñal 

en el cuerpo incesante de la noche,

la araña sin edad, 

el caracol montando arabescos de vidrio. 



(No, el que gira no es un vestido azul, 

el que gira es un pájaro, 

muerto desde antes que yo empezara a cantarle, 

muerto desde siempre, 

y también es un sueño, 

también es un grito,

también es el verano despiadado 

escalando las piernas del alba 

como un amante ávido.  

El que gira es un pájaro. 

Pero está tieso. Tan tieso. 

Yo lo miro y no entiendo. 

Lo miro y lo miro. 

Lo miro y pienso que el mejor lugar para olvidarlo 

es ahí,  

entre las calas).



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