jueves, 29 de agosto de 2013

EL JARDÍN


EL JARDÍN
"Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras.” – Alejandra Pizarnik


Yo vine a ver el jardín. Y me quedé.
Al principio, contra mi voluntad.
Te juro que no quería ser poeta,
poetisa, mujer que escribe,
mujer que debería callarse,
mujer que hace malabares con las palabras y no sabe.
Mujer que debería, en todo caso,
extender la mano y pedir limosna. 



Yo no quería abrazarme las rodillas
moviendo la cabeza como una máquina estúpida
-arriba, abajo, arriba, abajo-,
con este sabor a intemperie en la boca.
Roedora resignada. Roedora de versos. 


Yo no quería retirarme de los asuntos urgentes:
“No hay leche”, “No hay pan”,
“Se me pasó el arroz”, “Seguí participando”. 


Pero vine a ver el jardín.
Con esta lucidez que no puedo arrancarme de los sesos.
Intentando lanzar el ojo a través de la cerradura.
Para ver. Para ver no sé qué.
Para ver la flor que fue la génesis de todo.
Buscando una reina más loca que yo.
Buscando la respuesta al “Seguí participando”. 


¿Y si no sigo?


No me engaño: jamás voy a estar desnuda entre las lilas.
Mi palabra vuela bajo.
Pero yo me conformo ver el jardín.
Y quedarme.
Al principio, contra mi voluntad. 


Ahora, porque esta es mi casa.


Arte: "Invasive species", Elizabeth Caffey 


martes, 27 de agosto de 2013

ROSANA


ROSANA



Extendimos mil veces el mapa de los años

y marcamos la ruta.


Así iba a ser nuestro camino:


un panal, una fiesta.


Y por fin el reposo,


la cosecha cumplida.




Entonces era el tiempo de volar


sobre cruces y crucificados.


La muerte pasaba sin tocarnos.


Y eras tan hermosa.


Legible en el rumor de tus pestañas.


Azul de transparencia.


Entonces hacíamos recuerdos.


Ahora recordamos.




Yo no sé cuántas veces soñó el viento


con despeinar tus manos.


Yo no sé cuánta sed hubo en tus pasos.


Las mariposas también tiemblan de sed


y no se cansan de escribir el verano.




Extendimos mil veces el mapa de los años

y marcamos la ruta.

El diagrama del tiempo

se pronunció con lágrimas,

con cerrojos sin puertas,

con algunas cosechas malogradas.

Pero seguís hermosa.

Legible, azul de transparencia.

Sin el sabor acongojado de la lluvia.

Con la imprudencia casi milagrosa

de llamarme mi hermana.





Poema publicado en la Antología Poética "Siete versos, un lírico", Editorial 3+1 (2011) 

domingo, 25 de agosto de 2013

MIS ANTIGUOS AMANTES



MIS ANTIGUOS AMANTES



Todos ellos se probaron

mi desnudez apenas hilvanada.

Lamieron las costuras de mis besos,

agotaron los hilos de luz

que tramaban mi asombro.

Y yo no dejaba de mirarlos.



Después, se fueron.

Sin aprenderme.

Sin imaginarme siquiera.



No siento dolor al recordar

a mis antiguos amantes.

Apenas un dejo de nostalgia enferma,

una conciencia idiota del transcurso del tiempo.



Una molestia  en mis partes íntimas.



Arte: "Lovers", Giuseppe Mariotti

Del poemario "Todos los hombres que me amaron",  Ediciones Literarte, 2012 


miércoles, 21 de agosto de 2013

SIT TIBI TERRA LEVIS


SIT TIBI TERRA LEVIS



I

Las sombras me devuelven

un vacío de horas.

Hay flores que nacen en mis manos

y se mueren sin tocar

el cráneo que se desdice en el polvo.



II

La sangre detenida

arropada

por un cuerpo muerto.

Los ojos son peces de barro,

sin alas.

Desnudos entre las raíces.

No lejos de la noche.

No lejos del silencio.



III

Pequeños escarabajos trazan

la ruta de la carne deshecha.

Se albergan en la garganta.

Mínimos comensales que cantan

la lucidez del miedo.



IV

Los postergados pretenden  bautizar

aquello que no existe.

No son.

No saben.

Los encomendamos al olvido.

Empaquetados con madera.

Estampillados con lágrimas.



V

Cadáveres hambrientos

hacen pie

en una cornisa de bruma.

Muerden lo poco

que nos queda en el alma.

Vampiros sustitutos

acopiados en la ciénaga.

Nos comen

Nos beben.

Sin hostias.

Sin altares.



VI

Ellos supuran historias,

segregan jugos cariados.

Como una boca enorme

que se aprieta contra la noche.

Acechando

detrás de cualquier puerta.



VII

Ningún animal es distinto a otro.

Todos bullen

su carnalidad inexorable.

Todos trepan

el hilo desesperado.

La hora de la estaca

ultimando el latido.



VIII

Lenguas espesas,

poros dilatados

en una temperatura sigilosa.

Pegados a la tierra como imanes.

Emancipados

de todo sentimentalismo.

Están

en la página en blanco.



IX

Una jauría de recuerdos

abriendo intenciones.

La intención de la flor como tregua.

La intención del pájaro como excusa

para habitar

un espacio vivo.



X

Todos se parecen un poco a mí.

Han descartado la inocencia inicial

y se pudren

circundados de ausencia.



XI

Un olor ocre se descalza

en la pálida  conciencia ósea.

A babor, las últimas voluntades.

A estribor, las cuerdas rotas de la memoria.

La proa es,  siempre, una mujer que llora.



XII

No hubo ni habrá.

Todo se reduce

a un viento que se come solo,

a un agujero donde las uñas crecen,

a un juego de símbolos que espera

unos pasos adelante.



XII

Ellos chorrean desamparo

como canillas rotas.

Son piezas sueltas que no alcanzan

para armarnos la vida.



XIII

Todo lo habitado

(todo lo cantado)

se extingue

de hueso en hueso.

Nos queda rezar un cuerpo.

Nos queda la niebla

en la rosa de los vientos de sus enunciaciones.



XIV

Hacer una fogata con sus manos.

Hacer una fogata con todo lo que tiembla.

Reducir el dolor

a un puñado trivial de hojas secas.



XV

Los muertos van y vienen.

Circulan nuestras venas.

Nos toman por sorpresa

y nos atragantan

con nuestras perdices.

¿Qué es eso de pretender ser felices

con un agujero en el alma?



XVI

Para ellos,

ni una moneda de luz.

Para nosotros,

una gesto de alarma siempre en tránsito.



XVII

 La sed me desnuda.

Es un trapo ocioso

que  cae,

un párpado de hormigas fatigadas.

Me pruebo la tierra,

el traje de los otros.



XVIII

 ¿Y cómo llegó el final?

¿Lleno de rostros antiguos?

¿Con el gesto húmedo

que manotea un ahogado?



XIX

 La falta es constante.

La estrechez

en todos los rincones del cuerpo

espoleando el duelo.

Un jazmín justiciero

de este lado del mundo

no alcanza.



XX

Que la tierra te sea leve.

Que el gusano te sea leve.

Que el filo de tu mueca no me parta

en dos mitades tristes.



Arte: Sylvia Ji

Mención  Poesía X Concurso Internacional Hespérides de Cuento y Poesía, Ediciones Hespérides, La Plata, Bs. As. (2012)


domingo, 18 de agosto de 2013

PALABRAS A LA MUERTE DEL POETA


PALABRAS A LA MUERTE DEL POETA 

A Lidio Jawniuk



El labio se sublima, 

se despega 

de las maniobras azules del verano. 

La sangre se deshace 

en guirnaldas de  pena. 

Ya no hay saliva meciendo las vocales. 

Un cardumen de sueños diluidos 

se trastoca en espuma. 



Como un pájaro sin voz, el poeta, 

se repliega en la médula de miel de los huesos.

Esta vez, 

elije el silencio. 

Esta vez, 

la boca se deshoja en un otoño interminable 

y las palabras 

son hojas que van sobrando. 



El germen de la Muerte se sitúa 

en el  corazón que se adelgaza 

como el jadeo

de una luna menguante.




Arte: Marina Lie
  

2º Premio Poesía  “Concurso Literario 98º Aniversario Diario La Idea”, Multimedios “La Idea”, Lanús, Bs.As. (2013)


viernes, 16 de agosto de 2013

CARTA DE INVIERNO


CARTA DE INVIERNO 



Querido: agosto transita su medianía 

y los árboles frutales ya han florecido. 

Bastaría una helada para deshacer 

sus faldas de colores 

y hundirlos en la desnudez impúdica 

que festeja el invierno. 

Nadie me preguntó jamás 

por el sexo de los árboles: 

debajo de sus enaguas pudorosas 

una vagina de madera  espera 

el embate brutal de la primavera.



Querido: hibernar se me ha hecho costumbre, 

suelo refugiarme debajo de las pieles blancas 

de los osos que caminan el Ártico, 

debajo de la sopa tibia 

-la sopa tibia me da arcadas, 

pero es un buen amparo 

para unas piernas cerradas 
 
y unos labios apretados como una bellota-. 

Que nadie me hable de una boca lasciva, 

con bordes de terciopelo húmedo. 

Hiberno: no como 

ni dejo que nadie coma de mi cuerpo 

ni beba del vicio de mis caldos. 

Duermo, estrujando la vigilia de la nieve. 



Querido: los perros se estriegan en los gajos 

feroces de la lluvia. 

La lluvia no tiene tiempo para mí, 

pero me duelen los gemidos de los perros. 

Sólo estoy mojada debajo de mi lengua 

y las palabras se ahogan en un río de saliva 

que nunca tendrá destino de beso. 

Agosto se parece a una caja china: 

es hueco, pero tiene su música, 

aunque las uñas de sus pies sean garras 

y los pájaros se desmayen en un silencio insólito. 



Querido: tengo gripe. 

Mañana ni siquiera recordaré tu nombre. 

A veces el esplendor se nutre de las pequeñas idioteces 

que escribimos las mujeres 

que todavía escribimos cartas. 

Y el sol se traga las volutas de humo 

de los papeles que una mano grosera 

incinera sin culpa 

cuando el té de las cinco 

se celebra en setiembre.




Arte: Shannon Bonatakis



miércoles, 14 de agosto de 2013

JUEGOS


JUEGOS


Jugábamos a intentar.

Intentábamos

que la rosa volara

de insecto en insecto


(el tacto del deseo era caliente

y era absurda

la inmovilidad de las flores).




Jugábamos a decir que sí.

Asentíamos cuando dolía

porque esos eran

los gajes del amor

(el olor del deseo nos complicaba las manos;

había que hacer algo con los veinte años,

había que sacudir las hebras del cuerpo,

aullar como los barcos,

recibir los signos,

las pequeñas cuchillas,

los fonemas de  luz).




Jugábamos a elegir el camino más corto.

Pero nos perdíamos

en la piel del otro

(el gusto del deseo se adelantaba en los labios;

él decía que los espejos eran mundanos

y yo apoyaba una mano

en la tibieza de su garganta).





Arte: Cecile Veilhan
  
2º Premio Poesía Certamen Literario Internacional “Desafiando silencios III” Homenaje a Susana Fogel, Amigos de las Letras (Agrupación de Escritores de Bragado) y Biblioteca Manuel Belgrano, Bragado, Bs. As. (2013)