martes, 30 de noviembre de 2010

DÓNDE ESTÁN TUS ZAPATOS


DÓNDE ESTÁN TUS ZAPATOS 

“Amar al otro es renunciar a poseerlo, incluso muerto.” - Jean-Yves Leloup   



Mamá está llorando.
 
La escucho, entre sueños, 

pero aprieto los párpados. 


La arranco de mi cabeza 


como a una ortiga. 


Mamá me está doliendo demasiado. 

Prefiero quedarme con vos, 

pelo largo, remera verde, 

veinticuatro o veinticinco años, 

mi bebé entre tus brazos.



Mamá está llorando 

y me erradica 

del rayo de sol flotando en el polvo. 

Entonces canto 

como un pájaro en ruinas. 

Toco tu ataúd y digo 

“Te quiero, gordo”. 

Toco tu soledad y comprendo

 que a partir de los insectos y la lluvia 

somos parte del polvo del camino 

que acerca el cementerio hasta tu casa. 

Mi casa.   



Mamá está llorando 

y no sé qué decirle, 

porque a Cristo no le creo ni los clavos. 

Tantos agujeros cavados en el cielo 

y ninguno que sirva para sepultarte.   



Dónde está la garantía del latido. 

Dónde están tus Parisiennes. 

Dónde están tus zapatos.


 
Tengo ganas de verte, hermanito. 

Entonces me paro frente a un recuerdo azul 

con una pintada de AC-DC 

y un cartel descolocado que sugiere 

“Descienda por la puerta  trasera.” 

Pero no lo abro, para no romperte. 

Me basta pensar estás ahí con tus ratones,

con tus modestas epifanías, 

con tu ironía intacta.


  
Mamá está llorando. 

Otra vez.   



Y yo… 

Yo jamás fui tan vieja.

          


Arte: Ana Fagarazzi

Del poemario "Hermano", El Mensú Ediciones, 2011


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