domingo, 27 de diciembre de 2009

ALEJANDRA


ALEJANDRA


“Alejandra, Alejandra, debajo estoy yo, Alejandra”.
Alejandra Pizarnik



Alejandra, Alejandra,

estás allí, debajo de tu nombre,

como un diminuto animalito lucífugo

cobijado bajo la oscura humedad de la piedra.



Alejandra, Alejandra,

estás allí, debajo de las palabras,

las palabras que hacen tu muerte

y te visten de ausencia.

Una palabra,

como una fina voluta de humo,

se enrosca alrededor de tu muñeca

impidiendo que tu mano huya

de la poderosa masa alfabética

en busca del auxilio y del milagro.



Alejandra, Alejandra,

estás allí, debajo de la jaula,

debajo del pájaro y del miedo,

asomándote al umbral de tus poemas,

anhelando que exista un ser piadoso

que recoja tu voz y tu silencio,

y te explique que hay un mundo posible

más allá de las palabras

y te diga que te quedes, Alejandra,

que vale la pena.



 
Arte: "Alejandra Pizarnik", Esther Rodríguez Cabrales

Mención Poesía – “Concurso Interamericano de Cuento y Poesía 2007Fundación AVON, Ciudad de Bs. As. (2007)

Poema seleccionado para integrar la Antología "Mujeres que alzan la voz", Fundación AVON, Ciudad de Bs. As. (2009) 


sábado, 26 de diciembre de 2009

SWAN SONG


SWAN SONG 


Mi cuerpo es el confesionario de las sombras. 

La zona de epidemia 

donde sube 

una marea de espinas. 

Hay una palabra lejana 

que no se atreve a nombrarme, 

una lluvia pequeña

que apenas me toca los ojos. 

El  poema es el cordón umbilical 

que me ata 

al sacrificio de los pájaros. 

La excepción que confirma 

mi regla alfileres. 

El  espejo ejerce su oficio 

de visitador de  cenizas. 

Mi mano busca a tientas una luz, 

una pulsión de vigilia 

una garganta piadosa que cante 

el canto que no existe.



Arte: "Black Swan", Ana Fagarazzi




Del poemario "Cierta condición nocturna", GPU Ediciones, 2013  


jueves, 24 de diciembre de 2009

ADAGIO


ADAGIO 



Pronuncio espejos. 

Pronuncio el escándalo del cableado telefónico 

(el hilo de pájaros ligeros 

que me acercó 

tu voz a la garganta). 

Pronuncio las cuatro patas saladas del océano 

(el  animal azul 

que me lamió el verano y olfateó 

la desnudez que fui 

cuando fui vela, 

y me incrusté 

en los babores de tu viento).

  

Pronuncio intemperie. 

Pronuncio la rubia dignidad 

de esta copa de vino vacía, 

el humo tribal del cigarrillo 

que me acorta los días, 

y el llanto de todo lo que va a morir 

(los frascos de perfume vacíos, 

las excusas cansadas de los cónyuges rotos 

y esa película de Von Trier 

tan parecida a mí como la náusea).



Amaste a la que pude ser, 

pero fui otra.



Pronuncio tijeras. 

Pronuncio el futuro de las amapolas 

(pequeñas bocas de jalea 

saboteando 

la lentitud de los jardines). 



Las tijeras y las amapolas se parecen: 

desordenan. 



Las tijeras, las amapolas y yo nos parecemos.



Desordenarte, 

amor, 

me costó la ausencia.






martes, 22 de diciembre de 2009

PESCA

PESCA

La dulce Polinesia
se cuece en el curanto* festivo
del verano.
Y los hombres bruñidos,
sazonados de estío,
exhalando el tupido aroma de las algas,
entran al mar cantando.
Unas manos curtidas
por el viento y las sales
han tejido hábilmente los sabios aparejos
y con fe decidida los arrojan al agua:
en la serena noche auguraron los sueños
una feliz redada.
Algarabía de soles y de bocas risueñas,
y de peces que vuelan remedando a los pájaros;
de guijarros secretos fecundando las redes,
pariendo la abundancia.
Entonan los anzuelos y los botes el salmo
harto de bendiciones
del varón que trabaja;
balancea el océano sus rojos corazones
desbordados de atunes.
Eterniza la tarde el instante perfecto
con su cielo asombrado,
y la vida transcurre con la cadencia grata
que rige las mareas.


*Comida típica, “umu” en idioma rapanui. Los alimentos se disponen en capas, sobre piedras al rojo vivo, en un hoyo practicado previamente en la tierra.



Fotografía: Pesca en Rapa Nui

Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007

lunes, 21 de diciembre de 2009

"MUJERES QUE ALZAN LA VOZ"



"Mujeres que alzan la voz", Cuentos y Poemas premiados en los Concursos Interamericanos de Cuento y Poesía (Selección 2005 a 2008), Fundación AVON, 2009


viernes, 18 de diciembre de 2009

MARCH HARE


MARCH HARE 



Es la estación de los ojos abiertos. 

Un pájaro obstruye en la garganta del tiempo 

y el mundo se queda sin palabras. 

La sed no se extingue cuando esplenden 

los pequeños capullos que labran 

el cerebro del día. 

Un golpe de viento derrama 

olores de antiguos funerales. 

Salto, 

con los flancos en llamas. 



A cada cual su taza, 

a cada cual 

su reloj de juguete detenido 

en la hora del puñal encastrado en la memoria. 



Muerdo con fruición 

la mano que entreabre el paraíso, 

trepo los muros de la hoguera antigua. 

Hechizada 

por el sopor huraño 

que rebuznan  los mares de la luna 

me desvisto de poemas y ataduras. 

Los espejos florecen 

y acicalan mi belleza naufragada. 

El sol rompió mis cartas. 



A cada cual su taza, 

a cada cual 

su reloj de juguete detenido 

en la hora del puñal encastrado en la memoria.



 Derroché mi nombre 

entre las piernas de un animal  herido 

que me amarró a su sombra. 

Me dejé doler, y escribí tanto. 

Ahora bebo una taza de té 

demasiado dulce 

e ignoro 

la delicada urgencia de marzo, 

su rescoldo de orquídea poseída 

por el bramido verde de la cópula.

  

A cada cual su taza, 

a cada cual 

su loca merienda sempiterna, 

su primavera clausurada 

y este desequilibrio que no puede 

enderezar el tallo de las rosas.



Arte: Susan Smolensky


domingo, 6 de diciembre de 2009

TORMENTA


 

TORMENTA


Un relámpago breve

la vida revelada,

la posibilidad

de todo lo imposible

entre la lúgubre sinfonía

de dos noches eternas.

 
Arte: “Deeper”, Martine Johanna

Del poemario "Revelaciones", Ediciones Raíz Alternativa, 2007   

  

domingo, 29 de noviembre de 2009

DESPERTAR


DESPERTAR


Yo ignoraba el amor,

pero el instinto

me revelaba aquello

que pudorosamente

callaban mis muñecas.

Yo estiraba mi mano,

inútilmente,

para tocar

la fría piel de la luna

y adivinaba

el color de la distancia.


 
Arte: “Pink Dude”, Esther Aneiros  

Del poemario "Revelaciones", Ediciones Raíz Alternativa, 2007


miércoles, 25 de noviembre de 2009

BRINDIS


BRINDIS



Sacá la botella de champagne

que hay en la heladera

y brindemos.

Sí, ya sé que es martes a la noche,

y que mañana se trabaja,

y que el médico te dijo que tu colesterol está alto

y tenés que cuidarte la presión.

Pero brindemos hoy.



Brindemos por los buenos tiempos,

cuando yo te despertaba a mitad de la noche

para hacer el amor

y vos me alzabas para cruzar cualquier charquito,

por inofensivo que fuera.

Cuando pintábamos las paredes de nuestra casa

(en realidad, vos las pintabas

y yo revoloteaba a tu alrededor,

como una mariposa histérica,

complicándote las cosas).



Brindemos también por los malos tiempos.

Para que no vuelvan.

Por mis bolsillos llenos de piedras

y mis notas de suicidio,

siempre dirigidas a extraños.

Y por ese silencio espeso que se coló

debajo de la puerta de nuestra difícil convivencia.



Brindemos por mis secretos.

Vos también tendrás los tuyos. No quiero saberlos.



Brindemos por nuestro hijo.

Es un buen chico,

un chico maravilloso.

Un chico sano.

Tiene tus ojos y mis obsesiones.



Brindemos por lo que tenemos:

una familia.

Una familia que muchas veces estuvo herida de muerte,

pero que sigue en pie.

Imagino que con los años el amor se convierte en esto:

“Te quiero, pero me ponés nerviosa cuando estás en casa”.



Brindemos porque nunca fui para vos una pared

imposible de escalar

y si lo fui,

aprendiste a saltar con garrocha.

La de golpes que te habrás dado,

mi pobre atleta del alma.



Brindemos porque vos ya sabés

que yo soy de las que creen

que las tarjetas de crédito se pagan solas

y yo ya sé

que nunca vas a entender lo que escribo.



Dale,

sacá la botella de champagne de la heladera.

Quiero brindar hoy,

martes a la noche,

día laborable,

desobedeciendo al médico

y haciéndole pito-catalán al colesterol y a la presión.



Quiero brindar hoy,

porque estoy en casa.



Arte: "I Love Saturdays", Ronald West


domingo, 22 de noviembre de 2009

UNO DE ESOS DÍAS...


UNO DE ESOS DÍAS…


“En alguna parte un poeta piensa.
No tenemos necesidad de la luna,
la cabeza es grande,
el mundo está atestado”.
Antonin Artaud


I

Desconsuelo. Ningún pañuelo sosteniendo la lágrima que se exhibe, deshilachada, en la punta de mis ojos. Ninguna luz intermediaria entre la carne y el miedo.


II

Agotamiento de ser y padecer, de atragantarse con bilis y con coágulos de extraviados humores, con asépticas soluciones clínicas que caen en un vacío donde sangran las costuras del alma.


III

Lo que me busca en mí no me encuentra. La ausente que soy, ocupa un espacio de silencio en el exilio de los otros.


IV

Ejercito el lenguaje de la memoria con vocación de nudo desatado sobre la tempestad de lo perdido. Cada palabra le arranca un gesto a la gramática de la ausencia. Digo “agua”. Y me muero de sed.


V

Un lugar de encuentro. Un lugar de revelaciones sepultado debajo las cenizas de lo que fue y será. Quedan las voces, pero no son mías.


VI

Vengo desde un útero grosero que me arrinconó contra las cuerdas de la vida. Voy hacia un eclipse que se repartirá mi sombra con las pocas estrellas que queden, después del abismo.


VII

El mundo está atestado y, sin embargo, hoy ceno sola.


VIII

Mi  mortalidad no subyace bajo los cráteres del estúpido satélite que no necesito para justificar  un poema mediocre: el retrato de mi finitud nada tiene que ver con la luna.


IX

Tampoco necesito los jazmines para referir, con un dulce espanto, que lo bello se pudre.


X

Un pie que avanza a ciegas, cada noviembre,  y describe el vacío.





Poema publicado en el blog "Al borde de la palabra"