jueves, 29 de mayo de 2008

TANGATA MANU, HOMBRE PÁJARO

TANGATA MANU, HOMBRE PÁJARO 
 
En la primavera incipiente
cada exponente del vigor masculino
llevaba a cabo la grandiosa prueba.
Se reiniciaba el ciclo,
la búsqueda de un rey para la isla,
la búsqueda del pájaro y el hombre
unificados en la gloria.
Los jóvenes cumplían el ritual
representando al anciano de su tribu:
desafiar el cruento acantilado,
 su vertical abismo;
hacerse al mar con rítmicas brazadas
derrotando a la ola;
llegar al fabuloso islote donde el pájaro
-el regio manutara*-
depositaba aquel huevo primero
que haría monarca a quien lo poseyera
y regresar a la isla con la fausta nidada.
El mancebo triunfante
convertía al anciano de su casta
en rey y en hombre pájaro,
gobernador de sinos.
La piel blanca de la virgen más hermosa
coronaba su hazaña.  

Cuando un año entero transcurría
y una incipiente primavera
dulcificaba el aire,
todo recomenzaba:
un nuevo joven gestaba la proeza,
un nuevo pájaro regía los destinos,
una nueva doncella albergaba en su piel
el descanso del héroe
y cada noche
soñaba
que sus brazos eran alas.


*Nombre dado tanto al gaviotín apizarrado como al gaviotín pascuense.


Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007


domingo, 25 de mayo de 2008

ALTER EGO


 

ALTER EGO



Un tiempo que es distinto;

un sol, que es otro,

 inmóvil.

Las sombras de la noche extintas para siempre.

La luz, calidoscopio fantástico que gira:

en geométrica danza se multiplican hadas,

huérfanos sin escuela,

piratas al acecho.



En ese mundo ajeno respira mi alter ego,

trasuntada mi esencia en un sexo distinto.

Soy yo varón,

yo infante,

yo duende,

yo infinito.

Yo neuróticamente perpetuando la vida

y negando a la muerte.




Un niño en una estrella derrotó al calendario.



En un mundo prosaico,

enfermo de relojes,

el Dios tiempo se burla,

sardónico y preciso,

de mi caducidad, de mi finitud,

de mi patética fragilidad humana.



 

Finalista Poesía – “XII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve” – Editorial De Los Cuatro Vientos, Ciudad de Bs. As. (2006)


jueves, 22 de mayo de 2008

INICIACIÓN


INICIACIÓN

Vocación de argonauta
no tengo ni he tenido.
He llegado a la isla del secreto
instalada en la cómoda butaca
de un moderno aeroplano.
No me he codeado nunca
con clepsidras ni sabios artilugios
que exciten el misterio:
el tiempo que transcurre lo calculo
mirando cada tanto mi muñeca.
Los frutos enlatados,
las especias en sobres,
las flores con afeites que preserven lo bello:
no concibo los campos ni los huertos
más allá de los grandes almacenes
-lo cotidiano es, algunas veces,
una perversa forma de anestesia-.
Jamás la brisa despejó mis dudas,
no comprendo el vuelo de los pájaros,
no sé si lloverá y no interpreto
las señales inequívocas del cosmos.

 Pero aquí, en este triángulo
-el prodigioso ombligo de la Tierra,
el delicado pubis del Océano-
los axiomas modernos se derrumban:
catecúmena novel me alecciono
esperando el bautismo de los vientos
y mi alma se hinca de rodillas
ante los pétreos rostros.
La fresca nota de la noche vibra
en el fantástico diapasón isleño,
y alzando los ojos a lo eterno encuentro
un sentido trascendente
a la otrora aleatoria
distribución de las estrellas.

Arte: "Moai de Rano Raraku"José Ignacio Roncal
Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007 

domingo, 18 de mayo de 2008

RELOJ BIOLÓGICO


RELOJ BIOLÓGICO



Es otoño en el jardín de mis entrañas.

Atrás ha quedado la vertiginosa primavera

con su exceso de insectos libadores

y flores hambrientas.

Atrás ha quedado el verano abrasador

propiciando la más íntima siega.



Cuando caiga la última hoja

dorada del otoño,

y  ya no fluya el río carmesí

entre los árboles desnudos

clausuraré el jardín,

clausuraré los sueños

y me lamentaré por no haber cosechado

algún fruto tardío.



 Arte: “Faye's Red-stained Hands”, Angela Matteson 

Finalista Poesía – “XII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve” – Editorial De Los Cuatro Vientos, Ciudad de Bs. As. (2006)  


jueves, 15 de mayo de 2008

MAL ROMANCE


MAL ROMANCE




Nadie se muere de amor,

dice mi hermana

y se acuchilla cada día,

igual que Sylvia,

con el perfil de su papi muerto.



Vos,

que no creés en las premoniciones,

tuviste una cuando me mandaste la letra de esa canción.

Mal romance.



Violencia en tu vestido.

Mis vestidos eran preciosos

y yo era preciosa en mis vestidos.

Una muñequita.

La muñequita de papá y mamá

(papá,

omnipresente en su ausencia,

y mamá,

siempre votando contra el cese de hostilidades).

Yo era preciosa sacándome mis vestidos

y ofreciéndote una desnudez que poco tenía de escándalo

y mucho de eucaristía

(Mi cintura partida como un pan alegre).



(Lo de creerme la Mujer Maravilla

se lo dejo al psiquiatra;

tengo una tiara arrumbada en

algún lugar de mi inconsciente

y un par de brazaletes oxidados).



La violencia vino después,

cuando las cosas no salieron como yo quería,

o como los dos queríamos,

o como tendrían que haber salido

si el diablo no hubiera metido la cola.



Mal romance.

Juegos retorcidos en los que los dos ganamos y perdimos.

Quiero olvidarme pronto, ¿sabés?

De vos y de mí.



Desamame.

Deslindame.

Desatame.

Desandame en otros cuerpos.

Olvidate de mis besos y mis berrinches

y del huequito que languidece en mi espalda

cuando mi espalda languidece

y se parte en mi cintura como un pan alegre,

y se parte en mis muslos como dos hostias gemelas.



Yo te desando cuando te escribo.

Cada palabra es un paso que doy

para alejarme de vos,

para desarmarte-desmontarte-despintarte-desnutrirte.



Nadie se muere de amor,

dice mi hermana.



No me voy a colgar con el lazo de la verdad.



Eso,

se lo dejo para la gilada.




Arte: Scott Rohlfs


martes, 13 de mayo de 2008

OTRA MUJER QUE DICE CHAU


OTRA MUJER QUE DICE CHAU

(Variación sobre un texto de Eduardo Galeano)



"Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una
revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del
ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que
habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras
dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida en la
calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y
otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como ventana, y
la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ese fue el
día en que empezó la suerte.
"Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas
decíamos, todas las cosas cada vez mejores que nos van a pasar).
"No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te
ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que
ninguna carta, ninguna explicación, puede decir a nadie lo que ha
sido."

EDUARDO GALEANO, "MUJER QUE DICE CHAU"


Yo no tengo demasiadas cosas que llevarme, por lo menos no demasiadas cosas de lasque pueden asirse con esta manito torpe que me quemé con la plancha (las poetas no deberían planchar nunca; ninguna mujer debería planchar nunca: la ropa tendría que ser descartable como las tacitas de papel dentro de las cuales las palabras fluyen como una pequeña lluvia; porque ya sabés, mis lluvias son pequeñas, y mis espejos son de ceniza y mis naufragios son insignificantes como tacitas de papel donde el café se enfría y la sangre pide a gritos una tregua).
Nunca se me ocurrió conservar un paquete de cigarrillos vacío y arrugado, y eso que siempre fui una urraca y me la pasé amontonando papeles y más papeles, porque los papeles eran los que iban a salvarme del desastre y los que iban a reparar mi memoria mutilada cuando los años dispararan su artillería feroz contra las amapolas que agonizan de sed en mi cerebro, esas que sólo son un poquito desquiciadas (mis amapolas también son borderline, al fin y al cabo, son mías). Tampoco tengo ninguna revista, ni una servilleta donde hayas dibujado mi cara, aunque me basta con que la hayas dibujado, alguna vez, con la yema de tus dedos cuando el amor era fácil y comerme y beberme y matarme y nacerme eran aventuras tan fascinantes como morderle las vísceras hirvientes al sol de la mañana. Jamás pude diferenciar una acacia de un tilo, así que no hay hojas de ningún árbol en mi corazón-maleta, y tampoco está allí la ventana por donde te vi y empezó la suerte, porque tampoco hubo ventana y te vi mucho tiempo después de que la suerte estuviera echada (Dios sí juega a los dados y la nuestra fue una generala extraña: el mejor puntaje para una mujer con el alma hipotecada y un hombre incesante como el golpe del viento en los tobillos de una noche que nunca alcanzó a ser milagro). Prefiero llevarme en los labios el gusto a vos: renuncio al champagne por esta vez. Me llevo, sí, el hambre que no saciamos nunca, el brindis póstumo de nuestros cuerpos enajenados por la hoguera, el íntimo silencio de tu cabeza reposando sobre la desnudez de mi vientre-promesa y la bendición de tu boca escalando mi asombrado Monte de Venus. Me llevo tus retos: “No le hagas esto a tu trabajo”, me decías; se lo sigo haciendo, ¿ves? Porque siempre fui una niñita desobediente.
Me llevo a la pibita que es la encarnación de todos esos malditos poemas, ¿de qué sirve tanta belleza si corta y rasga, y lapida la perfecta simetría de los sueños? Me llevo mi ombligo que es el centro de un mundo que no es el tuyo y el cadáver de la que murió de su vestido rosa, pero sigue cantando, y la dulce erección de mis desvelos penetrando la femenina nostalgia del recuerdo. Me llevo a Rufina, y a Ayn Rand, y a Alice Cooper (y te dejo a Charly: “Vos quisiste comprar un perro pero soy un gato”).
Yo tampoco me llevo una sola gota de veneno.
Me llevo, sí, mi inocencia apedreada por las flores, las mentiras que jamás te dije, y la seguridad de que esta vez, por fin, aprendí algo: la conveniencia de saber morir a tiempo.





domingo, 11 de mayo de 2008

ACCIÓN DE GRACIAS


ACCIÓN DE GRACIAS

A Vincent Van Gogh



Holandés desdichado, me urge agradecerte

por tu noche estrellada, saciada de plegaria;

no mancilló tus lienzos la encarnizada y diaria

batalla que, sin triunfo, libraste con la suerte;



por los rubios trigales que el plumaje cansino

del cuervo sobrevuela; por el cuarto pequeño

donde forjó tu genio cada lúcido sueño;

por tu roja cabeza, por tu gesto cetrino;



por tu amor derramado en paños y pigmentos,

por tu razón perdida en pos de claroscuros,

por tu impronta de yedra trepadora de muros,

verdeciendo pasiones con noveles alientos;



y por las castas flores brotadas de tu mano,

eternidad divina, encarnizados soles.

¡Benditos tus pinceles!; en esos girasoles

asoman con sus fuegos los dioses del verano.




Arte: "Autorretrato", Vincent Van Gogh 

1º Mención Especial Poesía Concurso “Fiesta Internacional de las Letras”, Necochea, Bs. As. (2006)

Poema publicado en la revista "La Hoja" Nº 37, publicación periódica del Conservatorio Literario de Rosario,  Marzo 2007


domingo, 4 de mayo de 2008

RECUERDO


RECUERDO

 
  “Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me
deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la
hierba, de la gloria de las flores, no hay que afligirse. Porque la
belleza siempre subsiste en el recuerdo.”
William Wordsworth



  

Abrí un libro de versos
 
y allí estabas,
 
balanceado por el agua marina
 
de un soneto de Neruda,
 
caracol, gaviota, arena,
 
corazón jamás saciado de sal,
 
mucho más que polvo y huesos triturados,
 
mucho más que ausencia.
 
Me sorprendió, insurgente,
 
tu ortografía de muerto querido,
 
palabras de amor en papeles amarillos,
 
el pasado que vuelve, inexorable,
 
y me golpea la boca sorprendida
 
con un puño cerrado,
 
con un puño crispado.



 
Abrí un libro de versos
 
y allí estabas,
 
perpetuado en un poema que yo no escribí,
 
veintidós años sonrientes,
 
la foto borrosa de un verano inconcluso
 
que me grita con la estridencia de su silencio
 
que nosotros, los de entonces,
 
( los muertos y los vivos)
 
ya no somos los mismos.
 




Finalista Poesía - “XIII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve 2006”Editorial Nuevo Ser, Ciudad de Bs. As. (2006)